El anterior alcalde de la ciudad más endeudada de Europa, actual ministro de Justicia y más que probable futuro presidente del gobierno, Alberto Ruiz Gallardón, concedió una entrevista al diario "La Razón", que se publicó el pasado domingo.
Del contenido de dicha entrevista, lo que más ha llamado la atención han sido las palabras del ministro sobre la presunta futura "reforma" de la actual legislación sobre el aborto quirúrgico (y después de siete meses, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que cuando un ministro pepero pronuncia la palabra "reforma", la reacción lógica de cualquier homo sapiens con dos dedos de frente es echarse a temblar).
La entrevista la pueden leer aquí.
¿Y cuáles han sido, exactamente, las tan comentadas palabras del señor ministro sobre la presunta futura reforma de la legislación abortista?. Pues han sido las siguientes:
"..creo que el mismo nivel de protección que se da a un concebido sin ningún tipo de minusvalía o malformación debe darse a aquel del que se constate que carece de algunas de las capacidades que tienen el resto de los concebidos."
¿Y cuál es el "nivel de protección" que la actual legislación "otorga" al "concebido sin ningún tipo de minusvalía o malformación"?.
Absolutamente ninguna.
Recordemos (una vez más y las que haga falta) cuál es la "doctrina [del Tribunal Constitucional] con relación a cómo debe regularse la protección del concebido", a la que el señor ministro (como buen pepero) alude cual inquebrantable dogma de fe:
"...los no nacidos no pueden considerarse, en nuestro ordenamiento constitucional como titulares del derecho fundamental a la vida que garantiza (sic) el art. 15 de la Constitución..."
(Sentencia del Tribunal Constitucional 116/1999, del 17 de Junio de 1999; publicada en el BOE nº 162 -suplemento- el 8 de Julio de 1999, página 72).
Es decir, que el señor ministro nos "garantiza" (y yo le creo) que el concebido con "malformaciones" será tratado, por "nuestro" ordenamiento constitucional, exactamente igual que el "concebido sano": como un ser humano sin derecho a la vida.
Que es, ni más ni menos, lo que ya viene ocurriendo en España desde hace 27 años. A pesar de la inagotable capacidad de los medios de comunicación y las organizaciones satélite del PP para reaccionar, como si algo extraordinario hubiese ocurrido, cada vez que un politico pepero dice que las cosas seguirán como hasta ahora (o que, si cambian, serán para peor).
Porque, otra presunta insinuación del señor ministro, en dicha entrevista, que ha sido muy comentada, ha sido la relacionada con una presunta intención del gobierno de suprimir el supuesto que permite el aborto por "malformación" del nasciturus.
Y digo "presunta insinuación" porque, si leen las palabras textuales del ministro, en ningún momento afirma que se vaya a suprimir ningún supuesto en ninguna ley. Esa es una conclusión que los propagandistas del PP, por sí mismos, se han encargado de elaborar y difundir a los cuatro vientos. Tampoco es la primera vez que los propagandistas del PP dicen que un político pepero ha dicho lo que, en realidad, nunca ha dicho (de hecho, los propagandistas del PP se dedican precisamente a esto: a tergiversar las palabras de los políticos peperos para que parezca que han dicho lo que a los votantes del PP les gustaría que dijesen).
Pero, para que vean que hoy andamos sobrados de generosidad y caballerosidad, hagamos el papel de "abogados del diablo" y supongamos que, dentro de un tiempo, se consumase dicha "reforma" de la legislación sobre el aborto quirúrgico. Y supongamos, además, que dicha "reforma" incluyese la supresión del supuesto que permite el aborto por "malformación del feto".
¿Qué cambiaría?.
¿Absolutamente nada? Ojalá fuese así.
Las cosas cambiarían para peor. De hecho, se facilitaría el aborto de los nascituri que fuesen diagnosticados de alguna "malformación".
¿Por qué?. Porque se podría abortar, a los nascituri con malformaciones igualmente, acogiéndose al supuesto de "peligro para la salud psíquica de la madre". Que es el supuesto de la ley del 85 que convirtió a España en la meca del aborto en Europa (como bien demostró el conocido "caso Morín"). La misma ley cuya futura vigencia (en caso de volverse a la misma) celebra ese entramado autodenominado "movimiento provida".
Es decir: la madre que quisiese matar, impunemente, a su hijo mediante un aborto provocado no podría hacerlo con la excusa de que el niño tiene tal o cual defecto. Pero podría hacerlo igualmente con la excusa de que el defecto del niño afectaría gravemente a la salud psíquica de la "víctima del aborto" (sic) que lo acoje en su seno.
¿Y por qué sería más fácil abortar al nascituri con "malformaciones" acogiéndose al supuesto del "peligro para la salud psíquica de la madre"?. Pues muy sencillo:
Abortar bajo el supuesto de "malformación del feto" requiere semanas (o meses) de pruebas diagnósticas (ecografías, amniocentesis, etc.) e informes médicos. Abortar al nasciturus con malformaciones bajo el supuesto de "peligro para la salud psíquica de la madre" requiere cinco minutos en la consulta de un psiquiatra o un psicólogo.
Como ven, todo sería mucho más siniestramente rápido y perversamente fácil. ¿Qué hace usted, señora o señorita despistada, yendo y viniendo durante semanas a hospitales o centros de salud (con el gasto que ello supone, además, para las vacías arcas de papá Estado)?. El gobierno del PP se lo pone todo mucho más fácil: le dirigimos adecuadamente al supuesto que le permitirá abortar a su hijo en cuestión de minutos o de horas (que es que todo hay que dárselo hecho, oiga usted).
¿Y cuál ha sido la reacción del autodenominado "movimiento provida", ante las declaraciones del ministro en las que insinúa una medida -la supresión del supuesto que permite abortar por "malformación" del feto- cuya consecuencia sería facilitar -aún más- el aborto en España?.
Pues aplaudir y congratularse de ello, como es lógico (que para eso somos del PP).
Y es que, en España, no hay pan para tanto chorizo.
Ni paredones suficientes en los que fusilar al amanecer -con balas de fogueo, no se me asusten- a tanto sinvergüenza.
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