sábado, 22 de mayo de 2010

La maté porque era mía.

Era cuestión de tiempo que las cajas de ahorros comenzasen a ser intervenidas por el Banco de España. Al fin y al cabo, debían haberlo sido hace tiempo y la situación en la que se encuentra España actualmente (margen de endeudamiento público agotado y el mayor déficit por cuenta corriente de la historia) se debe a la hispana costumbre de barrer la mugre bajo la alfombra, convirtiendo al Estado (o sea, al contribuyente) en avalista, desde hace años, de entidades bancarias quebradas. Sin embargo, Cajasur no entraba, prácticamente, en ninguna de las quinielas en las que se pronosticaba cuáles serían las primeras cajas en caer.

Cajasur, en cuya junta directiva tiene un peso muy importante (y decisivo) el Cabildo catedralicio de Córdoba, lleva tiempo resistiéndose a la absorción o a la fusión con otras cajas andaluzas. De hecho, la Junta de Andalucía, cuando ya era evidente que los pufos inmobiliarios (impagos de constructores, promotores o de españolitos de a pie) pasarían factura tarde o temprano a los balances de las cajas, acorraló a la caja cordobesa sacando una ley que prohibía, a las cajas andaluzas, fusionarse con otras de fuera de la comunidad.

Por tanto, la situación de acoso (con quiebra de por medio, en esta ocasión) en la que se encontraba Cajasur no le resulaba ajena en absoluto a a nadie familiarizado con las presiones a las que ha sometido la Junta de Andalucía a esta caja para poder incluirla en su esfera de influencia (influencia que, en las cajas de ahorros, supone - debido a la presencia de consejeros nombrados por partidos políticos- que el reparto, entre colegas y conocidos, de dinero a fondo perdido, en forma de créditos que ya se sabe de antemano que no serán devueltos por la inviabilidad de la operación que sirve de excusa, sobre el papel, para concederlos).

Pero lo más llamativo de la intervención de Cajasur por parte del Banco de España ha sido el siguiente detalle: Unicaja estaba dispuesta a abonar un total de 200 millones de euros en indemnizaciones a los 1.224 empleados de CajaSur que serían despedidos tras la fusión (eso supone unos 180.000 euros por cabeza, de media). O dicho de otra manera: El deseo de controlar CajaSur por parte de la Junta de Andalucía era tan evidente (la ocasión la pintaban calva) que Unicaja, controlada por la Junta, estaba dispuesta, incluso, a pagar una cantidad innecesariamente elevada en indemnizaciones por despidos para absorber una entidad ruinosa.

Y, sin embargo, la mayoría del consejo de administración de la entidad en quiebra (incluyendo seis sacerdotes de los que la prensa ya distribuye una foto en plan "Reservoir Dogs") ha preferido la intervención del Banco de España antes que la fusión con Unicaja.

Según el Obispo de Córdoba se ha hecho para salvar puestos de trabajo y evitar los despidos. Falso (y lamento escuchar a un Obispo intentar defender lo indefendible, por mucho que Monseñor Portavoz nos cure de espanto haciéndolo con tanta frecuencia). Esos puestos de trabajo se perderán igualmente bajo la intervención del Banco de España, y, además, con indemnizaciones mucho menores que las que generosísimamente ha puesto Unicaja encima de la mesa.

De hecho, y al ritmo al que están ocurriendo las cosas, cuando se realice la inminente "reforma laboral", las indemnizaciones a las que tendrán derecho los que sean despedidos de CajaSur (que, probablemente, acaben siendo más de los 1.224 de los que se habla ahora una vez se ponga a subasta la entidad) no serán menores. Serán ridículas, seguramente.

Resumiendo: que el Cabildo de Córdoba (y el Obispo, se supone, ya que defiende la postura de éste) ha preferido que más de 1.000 personas se queden en la calle con una mano delante y otra detrás antes que permitir que CajaSur entera caiga en manos de la Junta (al frente de la cual, además, a los socialistas les queda bien poco). De hecho, como bien apunta Eulogio López, la intervención de CajaSur en el Banco de España supone la entrada de éste (dirigido e influido por personas aún más ideologizadas que las que mandan en la Junta de Andalucía) en el accionariado de Cope y Popular TV (aunque tampoco se iba a notar mucho: el hooliganismo de estos medios a favor de un conocido partido abortista es público y notorio). Por ello, hay forzosamente que hacerse una pregunta: ¿Qué gana la Iglesia -o la Conferencia Episcopal, que no es exactamente lo mismo- con todo esto?.

Creo que la respuesta hay que buscarla tirando del hilo, como siempre: La intervención del Banco de España supone una inyección de dinero del contribuyente en CajaSur. Un dinero que procede de un fondo conocido por las siglas FROB (fondo que el gobiernodespaña intentó que fuese financiado por la UE, que propinó la lógica y merecida patada figurada al escuálido trasero de doña Elena Salgado cuando ésta se presentó en Bruselas con el plan). El FROB, como se pueden figurar, no es infinito, sino que dispone de una cantidad limitada de dinero. El gobiernodespaña no tiene un duro, porque ya nadie le compra deuda pública (y es lógico: ¿quién le va a prestar dinero a quien lo va a usar para avalar entidades bancarias quebradas?). Cada caja que caiga es un palo al FROB, que deberá ser reaprovisionado de fondos públicos convenientemente, mediante sablazos continuados y cada vez mayores al españolito medio (bajada de salarios a empleados públicos y subidas de impuestos).

Es decir, que obligando al Banco de España a intervenir en CajaSur, se obliga al gobierno a acelerar y agravar las progresivas metidas de mano que tiene previsto hacer en el bolsillo de los españoles, con el coste electoral que eso supone. Coste electoral que al que se añade, además, el ridículo que supone que se intervengan entidades bancarias en España mientras este país preside la UE (seguramente el gobierno tenía pensado intervenir las cajas tras el 30 de Junio) y se dedica a dar consejos a todo el mundo (y sobre estos temas, para más inri).

Sí, eso es: estoy insinuando que, (o preguntándome si) la Conferencia Episcopal (me niego a utilizar la expresión "la Iglesia") ha hecho todo esto para poder darle el primer golpe de gracia (precipitando los que vendrán después) a Zapatero y acelerar su salida del gobierno. Y todo por cambiarle al perro el collar rojo por otro azul celeste.

Tenemos ahora mismo en España a dos cajas solventes (y "socialistas", para que vean que el centrorreformismo es sólo un montón de tópicos) haciendo de apagafuegos (Cajastur y Unicaja) e intentando recoger toda la basura posible sin que el Banco de España tenga que intervenir (y ahorrarle desgaste electoral al partido en el gobierno).

No me extrañaría que, imitando la táctica utilizada en CajaSur, las siguientes cajas que, de pronto, solicitasen la intervención del Banco de España, fuesen también "peperas". La CAM, de Alicante, y Bancaja, de Valencia son, además, las que están en todas las quinielas de este tipo. Se trata además, no sólo de petar una caja tras otra para fastidiarle la fiesta a Zapatero mientras todavía es presidente de turno de la UE, sino también de hundir el barco o quemar el fuerte para que el enemigo no pueda usarlo contra tí; porque, conociendo al presidente del gobierno, ¿alguien duda que Zapatero sería capaz de retrasar la inevitable intervención de las cajas "peperas" y realizarla en plena campaña electoral ?. Mejor, por tanto, forzar ahora la intervención de las cajas (cuando la intervención hará daño, electoralmente, al gobierno).

Al final, como siempre, lo principal para unos y para otros, no es la buena gestión (aunque sea la buena gestión de una quiebra), ni tampoco el bien común: se trata, simple y llanamente, de votos. Hemos pasado de la lucha por el control de las cajas a la lucha por el control del calendario de quiebra de las mismas (y todo por cálculos electorales).

Y lo peor de todo es ver a los pastores de la Iglesia hacer de peones en el tablero en el que Anás y Caifás se disputan los despojos de España.

jueves, 20 de mayo de 2010

Toma de conciencia.

Conversación 1:

Me cuenta un amigo el siguiente caso:

Su prima quiere comprarse un piso (que es como llama la gente en España a "endeudarse de por vida con un banco") con su novio/marido. Van los dos con sus suegros al banco para pedir la hipoteca, y el banco no acepta como aval el piso de los suegros. Quieren, como aval, además del inmueble hipotecado, una nómina de cierta cuantía (cuantía a la que, por lo que se ve, no llega la pareja que desea empepitarse -en el mejor momento, como pueden ver).

Lo primero que se me pasa por la cabeza: En España no sólo hemos vivido en una burbuja inmobiliaria. Seguimos, aún, viviendo en una burbuja de fantasía.

Lo que me dice mi amigo: "¡Los bancos ya no quieren pisos, ché! ¡Los bancos quieren liquidez!".

Lo que suelto sin pensar (y luego me arrepiento, porque mi amigo y su mujer se metieron en un piso hace tiempo y tienen sus sueldos hipotecados, y a mi amigo se le ensombrece el gesto cuando me oye): "Oye...entonces, si los bancos ya no aceptan pisos como aval, ¿cuál es el valor real en el mercado de los pisos en España en este momento, y cuál será dentro de unos meses?".

Por cierto (y no sé si este dato es relevante, porque igual le hubiesen dicho lo mismo a su prima en cualquier parte), la entidad bancaria en cuestión era Bancaja.

Un inciso: Esto de los padres nuncabajistas que ponen su piso como aval - con consecuencias dramáticas, en bastantes casos- para que el hijo pueda solucionar su vida endeudándose con el banco para siempre, me hace plantearme otra pregunta (quizás me la haga demasiado tarde, pero es ahora cuando me ha venido a la cabeza): Si tú pides a un banco 200.000 euros prestados para comprar un piso y el banco te pide algo más, aparte de ese piso, como aval, ¿no es eso un indicio de que el piso que quieres comprar en realidad no vale los 200.000 euros que quieres pagar por él?.

Conversación 2:

A punto de entrar en una tienda de ropa en el centro de la ciudad, me encuentro con una amiga. Está embarazada de su segundo hijo (el mayor tiene ya un par de añitos) y trabaja en una conocida empresa regional de la que ya es vox populi que cerrará en poco tiempo (de hecho, debería haber cerrado hace mucho, pero el gobierno regional decidió seguir la política zapateril de vaciar las arcas públicas para seguir manteniendo el cadáver del Cid encima del caballo durante unos años más; al final, sólo han conseguido arruinar aún más las cuentas de la comunidad autónoma para retrasar lo inevitable). Su marido es topógrafo y, de un tiempo a esta parte, no ha podido encontrar trabajo en la región, así que trabaja lejos de aquí (viene los fines de semana).

Se metieron en un piso (me viene a la mente la cifra "40 millones"; era la belle époque celtíbera de hace unos años y todo el mundo hablaba de millones y de pisos a todas horas, por aquél entonces) en un inmueble rehabilitado, con un aspecto muy bonito (al menos, la fachada), en una calle cercana.

Le pregunto por su marido (a quien aprecio mucho) y hablamos de los inconvenientes de que él trabaje fuera (y tan lejos) con un niño pequeño y otro en camino. Cuando iba a soltar alguna frase (muy tópica, lo reconozco) acerca de problemas pasajeros que ya se resolverán (aunque no sepa uno cómo), mi amiga suelta:

"Las cosas están mal. Y ojalá se queden así y no empeoren".

Lo dice con voz temblorosa, mientras los ojos se le humedecen. Se despide súbitamente mientras consigue esbozar media sonrisa con gesto de esfuerzo.


Parece que fue hace mil años, pero ocurrió hace más bien poco. Durante unos años, en España, se hizo prácticamente imposible que pasasen diez minutos sin que surgiese el mismo tema de conversación: los pisos, su revalorización en el mercado, lo que uno se "había comprado" -el entrecomillado va con toda la intención- por allí o lo que otro había vendido por allá, (sacándole al piso nosecuántos millones).

De pronto, y casi de la noche a la mañana, esas conversaciones cesaron. Creo que me di cuenta con bastante retraso. Será porque esas conversaciones me resultaban aburridas y pesadas. Pero un día se lo pregunté a un compañero en el trabajo: "¿Te has dado cuenta de que hace tiempo que nadie habla de pisos?". Me parece que fue a finales del 2006 o principios del 2007.

Desde entonces, el asunto de "los pisos" (y su precio), se convirtió en algo que todo el mundo parecía querer ignorar y de lo que nadie parecía querer hablar ya. Entonces empezaron los comentarios sueltos en los que, de vez en cuando, alguien decía que "los bancos han hecho locuras" o "la gente se ha metido en más de lo que podía". Estos comentarios, en general, eran acogidos con mutismo absoluto por casi todo el mundo (como mucho, con algún gesto de asentimiento con desgana y desagrado) y se cambiaba rápido de tema (es en momentos así cuando el fútbol cumple con su verdadera función, no se engañen).

Han sido años en los que millones de españoles, probablemente, han ido tomando conciencia, mientras subían los tipos de interés y los pisos empezaron a dejar de venderse por un precio superior al de compra (o, directamente, a dejar de venderse), de lo que supone realmente hipotecar un sueldo -y, especialmente, el porcentaje de su sueldo que han hipotecado, en general, los españoles- durante 30 años (o más). La deuda que parecía casi un privilegio cuando era tomada como garantía de enriquecimiento futuro pasó a ser percibida, como lo que realmente es: una pesada losa sobre la espalda (eso, en el mejor de los casos; es decir: suponiendo que puedas pagarla).

Sin embargo, no ha sido hasta ahora cuando he empezado a presenciar conversaciones como las reseñadas arriba. Creo que ver al presidente del gobierno, al optimista antropológico por excelencia y antonomasia, hablar de "recortes" (la nueva palabra maldita; ríanse ustedes de "fascismo" o "ultraderecha"), de bajadas de sueldos, de frenazo total de la obra pública y de subidas de impuestos o congelación de las pensiones ha podido suponer una súbita toma de conciencia, por parte de muchos, de la auténtica gravedad de la situación.

Lo corroboró, dando el rejonazo definitivo, y para que todo el mundo se enterase, el ministro de Fomento (que no es precisamente un modelo de sinceridad), en un programa el pasado sábado por la noche: no tuvo inconveniente en reconocer (vean el vídeo) que el origen de los problemas de la economía española está en esa enorme estafa piramidal llamada "burbuja inmobiliaria". Y escuchar a un ministro decir tan claramente esta obviedad, cuando todo el mundo lleva siete años (por lo menos), negándola, (incluso Felipe González dio la callada por respuesta cuando Iñaki Gabilondo le mencionó la madre de todas las burbujas en una entrevista hace dos semanas) le ha puesto los pelos de punta a un servidor.

Que escuchar a un político mentir puede llegar a dar miedo. Pero escucharles, finalmente, reconocer la verdad, da más miedo todavía.

jueves, 13 de mayo de 2010

Muertos de miedo.

La campaña de movilización del entramado autodenominado "sociedad civil" para "cambiar por dentro al PP" suma un éxito tras otro. El PP no deja de "cambiar por dentro", y lo demuestra asumiendo, cada vez con mayor rapidez, todas las propuestas del PSOE.

Este comportamiento, sin embargo, tiene muchas excepciones: Son, de hecho, cada vez más frecuentes los casos en los que se monta un escándalo porque los perversos socialistas hacen (o planean) alguna barrabasada y se acaba descubriendo que el PP lleva haciendo eso mismo (o algo peor) desde hace bastante tiempo mientras nadie protestaba.

Ha sucedido con los descuentos en los abortorios (salta la liebre porque se descubre que se hace en Andalucía y se averigua que en Valencia lo hacen desde ni se sabe cuándo), con la prohibición de los símbolos religiosos (mientras el gobierno socialista proyecta quitar los crucifijos de las paredes de las escuelas, sale doña Esperanza Aguirre y presume de que los colegios en Madrid hacen eso y mucho más -incluso prohibir símbolos religiosos individuales), o los estatutos de autonomía (se monta una buena por el de Cataluña cuando antes nadie ha dicho ni pío por el de Valencia, que asume como suyas todas las reivindicaciones de cualquier otro estatuto de autonomía, incluido el catalán).

Tampoco ha sido pionero el PSOE en plantear el aborto como derecho, puesto que el aborto como derecho existe en España desde que un gobierno del PP legalizó las píldoras abortivas hace 10 años. Ni tampoco han sido los del puño y la rosa los primeros en dispensar las píldoras abortivas sin receta (ya lo hacía el Ayuntamiento de Madrid tiempo ha, sin que eso impidiera que su alcalde comulgase piadosamente con TV en directo; eso sí, los socialistas la dispensan a 20 euros y los del PP en Madrid la dispensan gratis). De hecho, ni siquiera han sido las malignas huestes de Zapatero las que han tenido la idea de que las menores de edad puedan abortar sin que sus padres se enteren, ya que también el Ayuntamiento de Madrid reparte píldoras abortivas a menores de edad sin que sus padres lo sepan.

Dado que seguro que me estoy dejando muchas cosas en esta lista, que empieza a ser muy larga (y ustedes tendrán mejor memoria que yo), empiezo a pensar que el primer párrafo de esta entrada está completamente errado, ya que las excepciones son, en realidad, la regla.

En efecto: si se fijan, lo que ocurre la mayor parte de las veces, no es que el PSOE haga una cosa y luego el PP la haga también. Lo que ocurre es que el PP hace una cosa, sin que nadie diga nada, y luego se monta el pollo cuando también la hace el PSOE (dando así la impresión de que ha sido idea de los socialistas, claro). Lo cual no es óbice para que el PP proteste un poquito cuando los socialistas hacen lo que ellos venían haciendo desde hace tiempo (los derechos de autor, ya se sabe).

Pero volvamos al primer párrafo y a lo que nos trae aquí. Resulta que el Parlamento catalán ha votado a favor de una ley "de la infancia" que contempla "el derecho a decidir sobre su maternidad" de las menores de edad, nada menos. Y resulta que el Parlamento catalán lo ha aprobado por...unanimidad. Es decir: que los diputados del PP en el Parlamento catalán han votado a favor de una ley que reconoce (y a las menores de edad, por si fuera poco) el derecho a matar a sus hijos no nacidos (que eso, y no otra cosa, como todos saben, es "el derecho a decidir sobre su maternidad").

Por supuesto, los sindicatos de clase 2.0 se guardan muy mucho de decirlo claramente. De hecho, al PP no se le menciona en la noticia (se habla de "Cataluña"), salvo para recordar que se comprometió a presentar un recurso de inconstitucionalidad contra la "ley Aído" (esa que dice, entre otras cosas, que el aborto libre es un "derecho", tal y como han votado los parlamentarios autonómicos del PP en Cataluña). Lo cual no deja de llamar la atención, puesto que, siendo la mayoría de simpatizantes de esta plataforma votantes acérrimos e incondicionales del PP que viven la fantasía de que el PP es un partido provida, uno puede suponer que lo que más les podría interesar de la noticia es lo que han votado los parlamentarios de este partido. Pero, claro, eso sería si el propósito de esta plataforma fuese despertar a los votantes del PP de esa fantasía en lugar de mantenerlos sumidos en ella.

Que el PP haya votado en Cataluña a favor del derecho a abortar de las menores de edad (algo totalmente coherente con lo que viene haciendo el Ayuntamiento de Madrid repartiendo la PDD a menores de edad desde hace años, y con las facilidades que se dan para abortar en todas las regiones en las que gobierna, que encabezan el ránking autonómico de abortos) nos dice mucho acerca de lo que, en realidad, entendía Antoni Bosch, presidente del PP en Barcelona, por "cultura de la vida". Y también nos dice aún más sobre lo que entendía Alicia Sánchez-Camacho, presidenta del PP en Cataluña, cuando hablaba de "derogar el aborto".

De hecho, Antoni Bosch, en esa impagable entrevista en La Gaceta, ya anunciaba que con el PP seguiría permitiéndose el aborto (por si alguien, víctima de una sobredosis de propaganda platafórmica, había llegado a imaginarse lo contrario), pero, que, con el PP, "el aborto dejaría de ser un problema". El que esto escribe no tiene duda alguna sobre ello. También con Aznar en la Moncloa, (para qué negarlo), el aborto dejó de ser un problema (aunque se multiplicaron las cifras de abortos quirúrgicos y se legalizaron las píldoras abortivas y la destrucción de embriones humanos en experimentos de laboratorio).

Además, no es la primera vez (como muy bien saben los que llaman "luchar por la vida" a no cuestionar el aborto -ni siquiera la práctica del aborto libre-, sino si lo llamamos "derecho" o "delito despenalizado") que el PP alude al aborto como "derecho", incluso antes de entrar en vigor la ley que así lo considera: la Junta de Castilla y León se escuda tras el "derecho al aborto" para justificar la financiación pública (y millonaria) de abortos (eso sí que es un descuento, y no el de Camps en Valencia).

Por último, y teniendo en cuenta lo que ha votado el PP -lo mismo que los infames socialistas y los innombrables nacionalistas- en el Parlamento autonómico catalán, no resisto mencionarles este comentario que he leído en una noticia propagandística (con la Conferencia hemos topado, amigo Sancho) sobre la plataforma destinada a conseguir que el aborto, la EpC, la "normalización lingüística" o la persecución religiosa -entre otras cosas- no resten votos al PP (esta idea no es original; también la UGT está para que el paro no reste votos al PSOE):

"HO está haciendo unas campañas buenísimas y durísimas contra el PP, y las cartas de Arsuaga son realmente buenas y bien duras. Aconsejo unirse a sus alertas y newsletters para comprobarlo, les están dando tembleques a los del PP bien dados".

No hay más que verlo.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Revolution Street (V): El crash del 2010

Nunca había oído hablar de Santiago Niño Becerra hasta que, hace un par de años, alguien me mandó, por email, un enlace a un artículo suyo con una serie de predicciones que, posteriormente, se han ido cumpliendo con precisión cuasi matemática. Me convertí en asiduo lector de su columna en La Carta de la Bolsa, a pesar de que no disfruto especialmente de su lenguaje (para mi gusto) excesivamente distante y aséptico (comparen su forma de escribir, por ejemplo, con la de otro economista que lleva clamando en el desierto desde hace años, como es Roberto Centeno).

Sin embargo, como ya digo, no fueron sólo sus predicciones las que captaron mi atención, sino el hecho de que la realidad las confirmaba una y otra vez. Y, además, las confirmaba casi al milímetro (o a la décima). Porque el profesor Niño Becerra es el equivalente, en lo que a la economía se refiere, (al menos desde que un servidor lee su columna) del virtuoso de las quinielas que no sólo acierta quién ganará el partido (o si acaba en empate), sino que clava hasta el resultado final en goles. Aunque, claro está, quizás no sea otra cosa que un rara avis que no siente -o no tiene- la necesidad de abrevar en ningún pesebre

Como pagano que soy en lo que a economía se refiere (figuradamente y por partida doble: por contribuyente y porque no conozco esta ciencia como la puede conocer un licenciado), el libro del profesor Niño Becerra me ha resultado didáctico, pero decepcionante en algunos sentidos (al igual que sus artículos, he de decir).

Me ha resultado didáctico porque ofrece una serie de explicaciones sencillas de entender y una perspectiva amplia sobre las crisis económicas a lo largo de la historia, sus causas y consecuencias y su relación con lo que se podría llamar "mentalidad dominante" en cada momento (algo lógico, después de todo: sin la mentalidad imperante -y alimentada desde el poder- del "porqueyolovalgo" hubiera sido imposible que tanta gente viviese como si nunca tuviese que devolver el dinero que le pedían prestado al banco). Especialmente sorprendente (para un pagano como yo) resulta descubrir que las crisis que acaban con un sistema económico para alumbrar otro nuevo (aviso: "nuevo" no es sinónimo de "mejor") se producen, con una exactitud cuasi de reloj suizo, cada 250 años, más o menos.

Y digo también que me ha resultado decepcionante porque el profesor Niño Becerra, después de dar todos los capotazos habidos y por haber al toro de las crisis económicas, en forma de introducciones, antecedentes históricos y explicaciones utilizando un lenguaje claro y sencillo, se pierde (bueno, él no se pierde; me pierde a mí, más bien...), a la hora de entrar a matar, en un lenguaje mucho más técnico y eufemístico cuando se trata de contar qué es lo que va a pasar (que, en el fondo, es lo que le hace a uno comprarse el libro, qué quieren que les diga).

Además, creo que se equivoca, en alguna cuestión, al tomar el rábano por las hojas y caer en un determinismo que parece más ideológico que fruto de conclusiones lógicas; de alguna forma, el profesor Niño Becerra afirma, una y otra vez, que las cosas son como han sido y serán como serán, porque no podían haber sido y no podrían ser de otra manera (imagino que el hecho de que las crisis sistémicas en la economía se repitan cada cuarto de milenio casi puntualmente puede ser uno de los factores que le lleva a tal conclusión), pero la realidad es que el hecho de que los seres humanos hayan caído, una y otra vez, y a lo largo de la historia, en los mismos errores (o parecidos), no significa necesariamente que las cosas no pudieran haberse hecho de otra manera (de hecho, cuando algo se califica como "error" es porque hay, o había, otra alternativa -que no se escogió, por la razón que fuese- que puede ser calificada como "acierto").

Pero, al margen de estos desencuentros en cuanto a qué cabe achacar lo ocurrido o por ocurrir, y la decepción por el lenguaje especializado y críptico a la hora de describir lo que nos espera (decepción, como ya digo, agrandada por el hecho de que el catedrático demuestra que, cuando quiere, sabe expresarse de forma que todos le entiendan), lo cierto es que hay una serie de ideas en el libro que me parecen relevantes y dignas de ser señaladas (y ampliadas)

1- En todas las crisis sistémicas de la economía se ha buscado una causa o un culpable (algo o alguien circunstancial y accesorio con un papel, en realidad, irrelevante o, como mucho, simbólico) para no tener que señalar las verdaderas causas y los verdaderos culpables (si les viene la palabra "zapatero", "controladores aéreos", o "funcionarios" a la cabeza, entenderán que esto está pasando ahora también).

2- Que la gente se ha dedicado a vivir en un mundo de fantasía gastándose (y con poco seso, además) dinero que no era suyo, sino del banco que se lo había prestado. Ahora toca devolver la factura (y suele suceder que unos pocos -que suelen ser los mismos- devuelven la factura de todos, como ha vuelto a demostrar hoy el presidente del gobierno con las "medidas" que ha anunciado).

3- Que las medidas tomadas por los gobiernos de las llamadas "democracias occidentales" (subidas de impuestos, financiación de las grandes empresas, corporaciones, multinacionales y bancos con dinero expoliado al contribuyente) no han hecho sino maquillar las cifras macroeconómicas durante unos meses mientras las pymes eran, literalmente, arrasadas por un entorno económico hostil, creando (España es un ejemplo palmario) parados por millones. Por supuesto, el autor del libro no entra en ningún momento a insinuar que todo esto se haya hecho a propósito y con plena conciencia de las consecuencias que traería, pero no sería de extrañar que así fuera.

4- Que, en el "nuevo orden económico" que surgirá de las cenizas de éste, las grandes corporaciones tendrán un papel aún más relevante que en el actual. Esto es totalmente lógico: con las pymes arrasadas y millones de personas en el paro, el terreno está preparado: las grandes empresas (que han sido financiadas por los gobiernos con nuestro dinero con el pretexto de "salvar la economía" -la de sus amigos, se entiende) se van a encontrar con gran parte de la competencia destruida y eliminada (gracias a los mismos gobiernos, también), y con millones de personas hipotecadas (mordieron el cebo del dinero fácil, qué le vamos a hacer) y sin empleo dispuestas a aceptar cualquier tipo de contrato (y no es difícil preveer que se cambiará la legislación para permitir tipos de contrato aún más abusivos que los ya existentes).

5- Habrá menos necesidad de mano de obra porque se buscará la eficiencia (o sea, salarios más bajos) y la productividad (o sea, trabajar más horas) ante todo (y, con 5 millones de parados disponibles para reemplazarle a uno en un santiamén, que proteste el que tenga lo que hay que tener). Para producir lo mismo que ahora, se utilizará a menos gente. Sobrarán, como siempre, los menos cualificados. En los países de economía de baja productividad (España, sin ir más lejos) un 20-25% de la población estará perennemente en paro y subsidiada (y, escribiendo estas cosas, se entiende perfectamente ahora la necesidad y oportunidad de un sistema educativo como la LOGSE, que moldease las mentes de tantos millones de españoles para convertirles en carne de cañón dispuestos a caer en la trampa del crédito fácil para luego resignarse a trabajar por cuatro duros de sol a sol o vivir subsidiados toda la vida, en casa de los padres -la eutanasia del abuelo o el progenitor anciano le resultará muy útil a muchos en todo este panorama, como pueden ver; "todo está conectado", dice el profesor Niño Becerra, y tiene razón).

5- El papel del estado disminuirá: eufemismo del profesor Niño Becerra para hacernos entender que el llamado "estado de bienestar" (que ya existía antes del actual régimen demócrata-liberal que padecemos en España y que lleva desmontándose paulatina pero incesantemente desde hace más de 30 años) se acabará (las "medidas" anunciadas hoy por el presidente del gobierno son un paso más en este sentido). También tiene su lógica (y esto lo digo yo, no él): la compra de votos con dinero ajeno (subsidios, pensiones no contributivas, subvenciones) fue necesaria cuando la población no estaba tan fanatizada como ahora. Teniendo en cuenta que, después de 30 años, la población ya está suficientemente fanatizada y fidelizada a una de las dos facciones del partido único, ya no es necesario comprar su voto con "derechos sociales": basta con tener bien engrasada-con dinero ajeno, como siempre- la maquinaria que, en forma de sindicatos, plataformas y medios de comunicación, alimenta ese fanatismo (por eso se recorta en salarios, medicinas y ley de dependencia mientras los privilegios de las correas de transmisión de la ideología del régimen no se tocan, ya que son las que mantienen a la gente votando a PP y PSOE -o contra PSOE y contra PP, como quieran llamarlo).

6- El profesor Niño Becerra, tras pasar de puntillas -lingüísticamente, hablando- sobre el panorama que nos espera (viene a decir, de forma muy diplomática, algo así como que "Las uvas de la ira" va a parecer una película familiar navideña de la Disney en comparación con lo que se acerca), recuerda (es de agradecer también esta forma de ver las cosas a vista de pájaro) que de peores hemos salido (eso sí, a veces a un precio muy alto: del 29 se salió gracias a la II Guerra Mundial). ¿Y cómo ocurrirá todo? Pues, según el profesor Niño Becerra, de la noche a la mañana, como en el 29:

"La crisis, la verdadera crisis, cuando estalle, a mediados del 2010, será tremenda, paralizante, una auténtica caída a plomo; será deflación, depresión, nada comparable a pasadas recesiones que usted haya vivido. Será algo semejante al sentimiento que se refleja en los rostros de las gentes que muestran las imágenes tomadas durante la Gran Depresión. Unos rostros que, si nos hablasen, aunque lo hiciesen con las palabras de los años treinta, en realidad estarían hablándonos con las de mañana".

8- Lo que no acaba de decir el profesor Niño Becerra con suficiente claridad, es que la situación a la que nos enfrentamos quizás no tenga precedente alguno en un sentido muy concreto: las masas de desesperados serán más peligrosas que nunca: estarán compuestas -en gran parte- por los mismos analfabetos funcionales formados por la LOGSE que, creyéndose la generación más afortunada de la historia del mundo -la única con todos los derechos, pero sin ningún deber ni obligación- se han acostumbrado a un tren de vida (vacaciones en el Caribe, viajes a capitales europeas en un puente, piso, coche caro) muy por encima de sus posibilidades (y casi las de cualquiera). Un tren de vida que su mentalidad logsiana y porqueyolovalguista ha asumido como un derecho de nacimiento y que ahora perderán (ya lo empezaron a perder, de hecho) con la misma facilidad con la que a un niño se le quita una piruleta de la boca. Para la generación formada en la LOGSE, ganar 700 euros al mes y vivir como si ganases 7.000 (o ganar 7.000 por poner un ladrillo encima de otro) es la forma "normal" del funcionamiento de las cosas (los que se quedaron sin trabajo y sin nada tras el crash del 29 tenían asumido que, si ganabas 700 al mes, lo normal era vivir como si ganases 700 al mes). Y, ahora que las cosas ya no van a funcionar así (si tienen la suerte de volver a ganar, en algún momento de su vida, 700 euros al mes, no podrán volver a vivir como si ganasen 7.000 -ni siquiera como si ganasen 750), se preguntarán que ha pasado. Y buscarán culpables claro (y, como buenos logsianos, la culpa de lo que les ha pasado la tendrá cualquiera que pase por allí, excepto ellos).

Y no duden, por supuesto, que los mismos que moldearon sus mentes, y les dejaron saborear la piruleta del dinero fácil para quitársela después, se presentarán como sus salvadores tras señalarles, oportunamente, los "culpables" de todo.

domingo, 9 de mayo de 2010

Siempre lo sospeché.

Incluso el ABC lo reconoce a estas alturas:

Una persona anestesiada o sedada (o sea, en coma controlado) puede desempeñar sin mayor problema las funciones propias del rey de España.

PS: Es enternecedor cómo se le cae la baba a la prensa "provida" con este rey, ¿verdad?.

martes, 4 de mayo de 2010

Casualidades de la vida.

Hoy, víspera de la reunión en la Moncloa entre el Presidente del Gobierno y el Ministro de la Oposición, se hunde la bolsa.

Por supuesto, sólo un paranoico podría pensar que la reunión se convocó precisamente para el 5 de Mayo porque ya se sabía lo que iba a pasar el día 4.

Mientras tanto, Zapatero confirma, a su manera y en su particular idioma, que los peores augurios eran ciertos (como siempre sucede cada vez que el único argumento que uno tiene es llamar "catastrofistas" o "profetas de desgracias" a los que le llevan la contraria). Cuando la realidad vuelva a llevarle la contraria, el presidente reaccionará diciendo que han sido los malvados rumores los que, de la noche a la mañana, han provocado lo que ya había ocurrido.

Mañana nos enteraremos de las nuevas recetas mágicas que cocinarán (improvisándolas, claro, porque ¡cómo iban a prever ellos lo que ha ocurrido hoy!) el ministro de la oposición y el presidente del gobierno, que nos ofrecerán los planes ya previstos hace tiempo para ser ejecutados (reforma laboral, despido libre, bajada de salarios, subida de impuestos indirectos) como la única salvación posible.

Por supuesto, no faltarán los que volverán a advertirnos de lo equivocadas que están dichas recetas. Y, lógicamente, se les tachará de "catastrofistas", "pesimistas", y "profetas de desgracias", y se nos pintará un horizonte color de rosa (¡esta vez sí!).

Y vuelta a empezar. Pero cada vez desde más abajo.

Arruinados por consenso.

Doña María Dolores de Cospedal se pone muy seria recordándonos (¡como si hiciera falta!) el agujero económico en el que se halla sumida España. Lógicamente, no menciona que gran parte de la causa del agujero económico son los privilegios de los que disfruta, a costa del bolsillo ajeno, gente como, por ejemplo...ella misma.

Tampoco menciona que una parte nada desdeñable del agujero son los 9.000 millones de euros que nos ha costado a los españoles tapar las vergüenzas de la Caja de Ahorros de Castilla-La Mancha, de cuyo consejo de administración formaba parte...su actual marido.

Y tampoco menciona, por supuesto, que el agujero no sería tan grande si a los españoles no se les obligase, por ley, a financiar de su cada vez más vacío bolsillo a partidos políticos como, por ejemplo...el suyo.

Como parece ser que las múltiples obligaciones de doña María Dolores la obligan a dar conferencias de prensa más bien cortitas, la actual secretaria general del PP y futura presidenta de Castilla-La Mancha, sólo tiene tiempo de rendirle su cuasi diario y modesto homenaje a Joseph Goebbels simplificando el asunto y señalando a un único culpable: el presidente del gobierno.

Aunque doña María Dolores, probablemente, esté encantada de que le den pan y la llamen tonta, no voy a caer en ese error. Porque a la secretaria general del PP se le puede achacar cualquier falta, menos la ignorancia, y especialmente en este asunto, ya que sabe de sobra que su partido ha apoyado (como mucho, se ha abstenido en alguna ocasión) las medidas con las que el presidente del gobierno ha conseguido agravar aún más la crisis económica en la que nos encontramos. Que Zapatero, en lo que a la economía se refiere, puede ser muchas cosas, pero lo que nunca ha sido es el llanero solitario.

Es un buen momento para preguntar a los votantes del PP qué opinión les merecen partidos como CiU, ERC, BNG o IU cuando apoyan con su voto en el Parlamento las nefastas ideas del gobiernodespaña.

Y también es un buen momento para hacerse una pregunta muy sencilla: ¿Quién le hace el juego al PSOE (y desde hace más de un cuarto de siglo)? ¿Los muchos que votan al PP o los pocos que no le votan?.

PS: Y, por favor, dejen de pedir consenso entre PP y PSOE en "materia económica". No es necesario que lo pidan: siempre lo ha habido, y ya ven los resultados.
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