Cada cierto tiempo, las buenas gentes de la derecha destepaís tienen la gentileza y la amabilidad de someternos a todos a un test de patriotismo. El test suele ser cambiante, puesto que el infame virus de la rojería, el separatismo y (ahora) el perroflautismo impresentable y hediondo (como dicen mis amigos canarios) suele mutar con frecuencia y, por ello, provoca un cuadro de síntomas que varía de semana en semana, con el malvado fin de confundir y despistar a los españoles de bien, de orden y de buena familia.
Como hemos venido recordando en anteriores entradas del blog (¿quién dijo que lo de "reescribir la historia" era un invento de Zapatero?), hubo un tiempo, no muy lejano, en el que el test de patriotismo consistía en mostrar una feroz oposición a la aprobación del nuevo estatuto de autonomía de Cataluña. Más tarde, para pasar con holgura el test de "español constitucional ejemplar" había que renegar de los socialistas (especialmente de un cuasidemonio llamado "Pachilópez") y sus trapicheos (públicos, para más inri y desdoro) con los batasunos. Poco después, el nuevo test (campaña electoral mediante) consistió en exigir, de forma rotunda e inequívoca, que los niños gallegos y vascos pudiesen estudiar, exclusivamente, en español.
Y eso por no hablar de otros tests de tipo lúdico-festivo. Así, las tropas auxiliares (con su ingente labor abnegada, a la par que nunca suficientemente reconocida) idearon nuevos tests para separar el grano centrorreformista de la paja rojoseparatista. Gracias, sin duda, a mentes prodigiosas que sólo pueden ser cultivadas leyendo y escuchando las reflexiones de insignes espíritus como Isabel San Sebastián o Carlos Dávila (por ejemplo), se idearon los tests del "Copazo de Vino en Directo" y "Fumar ante el Churrasco".
Y fueron estas pruebas, afinadas hasta el extremo (o, más bien, hasta el centro, que no quiero molestar ni ofender con palabras inadecuadas), las que, sin duda, empezaron a poner en evidencia a los traidores mejor escondidos y más emboscados. A la peor cizaña, que es la que mejor se camufla entre el buen trigo centrorreformista. Así, éste que les escribe se cayó con todo el equipo al no superar las pruebas patriótico-constitucionales relacionadas con la enología y el tabaquismo. Recordé, para mi espanto, que no tenía costumbre de beber vino entre semana pasadas las diez de la noche, y que no había probado un cigarrillo en mi vida (incluso había llegado a mirar mal y con disgusto, a los que encienden un cigarrillo mientras la comida está servida en la mesa).
Casi me llevé una alegría hace un par de semanas, y llegué a tener esperanzas de rehabilitación, puesto que volví a pasar con éxito, otra de las nuevas pruebas de patriotismo constitucional: no fumar porros en la calle durante la semana previa a las elecciones municipales y autonómicas del 22 de Mayo (tal y como nos recordaba este actor mientras se aguantaba la risa en compañía de la chica del micrófono). Les aseguro que un servidor no fumó, durante esa semana, ni un solo porro en la vía pública.
Pero, como ya hemos reseñado, el terrible virus que nos aleja del buen rebaño genovés no deja de mutar, para disgusto de los que vivamente nos esforzamos en cumplir los requisitos de "nosotros-los-demócratas", con lo que, de nuevo, se hizo necesario cambiar el test definitivo. En esta ocasión, la idea la proporcionó el gobierno alemán: la nueva prueba consistiría en deglutir pepinos en cantidades industriales (y en público, a ser posible, como hace este buen español, quien, con tanta gracia y salero, combina el pelo impregnado de gomina con los carrillos y la faringe repletos de rodajas de pepino).
Nuevamente volvió, el que les escribe, a ser pillado con las manos en la masa. Puedo asegurarles que no he ingerido un solo trozo de pepino en las últimas dos semanas. Y, en los últimos tres meses, habré comido uno o ninguno (ahora mismo no caigo, la verdad).
Y, para colmo de males, el fino olfato de la derecha para detectar a "los malos" (sí, esos cuya identificación suelen coronar con la expresión "los extremos se tocan") volvió a dar una nueva vuelta de tuerca a los vagos y maleantes al someter a España entera a una nueva prueba: La publicación de una foto de Rafanadal envuelto en la bandera rojigualda.
Ahí sí que ya no tenía donde esconderme. El pepinotest podría haberlo pasado con una confesión, por falsa que fuera, pero (como podrán comprobar) en este blog no hay ni una sola foto de "Rafa" (no saben lo que me sorprende comprobar la cantidad de españoles que tiene confianza y amistad con este tenista, se lo aseguro) arropado por la bandera destepaís.
Y es que, permítanme decirlo, el patriotismo constitucional es mucho patriotismo. No entiendo cómo puede haber gente que albergue el más mínimo temor a una nueva invasión sarracena de la Península Ibérica (suponiendo que dicha invasión no haya tenido ya lugar, claro). Las tropas infieles (perdonen el término preconciliar: "las tropas de los que adoran al mismo dios que los cristianos", quería decir) quedarían absolutamente paralizadas de miedo al toparse de frente, en los campos de Andalucía o Castilla, con miles de fieros patriotas engullendo kilos y kilos de "pepinoejpañóh", vociferando terribles conjuros como "¡Rafanadal!", "¡Fernandoalonso!", "¡Paugasol!", "¡Contadóh!", "¡Larroja!", o chapoteando en las fuentes de las plazas de los pueblos y las ciudades envueltos en una bandera despaña al son de la música solemne y marcial del grito "¡A por ellos, oé!".
De haber contado con guerreros así, la Reconquista no habría durado ocho siglos (tal fue el inconveniente de haberla realizado con medios tan poco sofisticados y violentos como espadones, lanzas, escudos, yelmos y -los privilegiados únicamente- cotas de malla), sino, seguramente, ocho años (o menos, que la "España moderna y europea" ha demostrado, sobradamente, ser de pepinos tomar).
Sin embargo, los tests de detección del "buen demócrata español" (expresión que no deja de ser un contrasentido) no podían dejar de tener un "pero" ("nadie es perfecto", como gustan decir las buenas gentes de la derecha de sí mismas y de sus medios de comunicación y políticos favoritos): en efecto, el virus de la Tocaextremitis (que se manifiesta -más frecuentemente- como Rojoseparatosis o -en pocos casos- como Ultraderechiasis, dependiendo de las particularidades de cada sujeto) está ya tan resabiado que, merced a sus interminables y variadas mutaciones las pruebas se vuelven inútiles al cabo de poco tiempo (y es por ello también por lo que hay que recurrir a nuevos métodos de detección) : los buenos fallan el test antiguo estrepitosamente, y, en cambio, son los afectados por la Ultraderechiasis los que continúan pasando la prueba como si nada.
Utilizando como ejemplos algunos de los tests arriba mencionados, aclararemos sobradamente este punto. Así, si usted se oponía al "estatut" antes, era usted un español de bien como está mandado. Pero si, ahora que los buenos ya no pasan ese examen, sigue usted en sus trece y abomina de dicha ley autonómica catalana, está usted, sin duda, aquejado de la variante ultraderechista de la Tocaextremitis. Igualmente, el test de exigencia de que los niños gallegos y vascos puedan estudiar en español (tan efectivo hace dos años) es ya inútil (casualmente, desde que el PNV fue desalojado del gobierno vasco y el PSOE y el BNG del gallego). Ahora sólo los "extremistas" pasan la prueba.
Así que, tenga usted cuidado con tanto beber, fumar y comer porque, dentro de nada, puede usted ser catalogado (como quien no quiere la cosa) como un "ultrapepinista" o (peor aún), un pepinazi. Y ni el uniforme del buen patriota constitucional (en la foto) le podría salvar del ostracismo con el que sería usted castigado por "hacerle el juego a pepino".
Así que, no lo olvide: el Gran Mariano le vigila.
PS: España, dividida entre dos mitades irreconciliables: el marxismo-pepinismo y el pepinismo constitucional. Ni Goya pudo imaginar, para sus tenebrosos grabados, una estampa tan terrible de nuestra realidad cotidiana.
PPS: ¡Extra! ¡Extra! ¡El test de "buen español" de la semana! ¿Hace usted fogatas con papel o tira usted la basura en bolsas negras, sin ser del PP? ¿Si? Entonces no se hable más: ¡Ha hecho usted algo malo y lo está intentando ocultar, seguro!.
SOBRE HOY, 20-N.
Hace 3 días
1 comentario:
Te has olvidado de una cosa, que el buen español le da dinero a intereconomía para que continúe su cruzada contra los socialistas.
Nathanbforrest
P.D. Yo ya les he enviado 2.000 euros y un mosquetón por si es necesario armar a las masas.
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