Para Mariano Rajoy, muy criticado por muchos de sus (hoy más que ayer, pero menos que mañana) fidelísimos votantes tras el famoso "congresodevalencia", estas citas electorales suponían una especie de reválida de su liderato. Muchos anticipaban un más que posible batacazo electoral que, de ocurrir, tendría como segura consecuencia la sustitución de Rajoy al frente del partido. De hecho, en Galicia las encuestas anunciaban una inútil victoria (sin mayoría absoluta) del PP. En las Vascongadas, se vaticinaba incluso que el PP (todavía se hablaba de la "traición a María San Gil") no llegaría siquiera a los 10 escaños. Las encuestas realizadas antes de destaparse el caso Gürtel, así lo confirmaban (páginas 31-35 del documento), a pocas semanas de las elecciones.
En el PP tardaron bien poco en encontrar la oportuna explicación a todo lo que estaba ocurriendo. En ningún momento se negaba ninguna de las acusaciones. Simplemente se afirmaba que todo era una trama orquestada contra el PP. Exactamente igual que los socialistas, quienes, desde que salió a la luz el caso "Juan Guerra" a finales de los ochenta, siempre han contestado lo mismo ante cualquier acusación de corrupción: "Esto es un montaje de la derecha".
Ahora, además, la adopción de esta táctica por parte del PP venía acompañada por la identificación de un supervillano que, tras los bastidores y mientras otros se llevaban las bofetadas con dimisiones y recusaciones, estaría moviendo, en un discreto segundo plano, todos los hilos habidos y por haber: el Ministro del Interior, Alfredo Pérez (más conocido como "Rubalcaba"). Las evidencias documentales que se filtraban sobre el caso Gürtel no debían ser tenidas en cuenta en ningún momento, pero, por el contrario, sí debía aceptarse como dogma de fe que había una trama indemostrable e invisible urdida desde el gobierno por un siniestro personaje con el fin de aparentar que la realidad no tenía absolutamente nada que ver con las fantasías que albergan los votantes peperos en la cabeza y que, incluye, entre otras muchas, que los corruptos son los socialistas (y, si hay corruptos y/o malos en el PP, "es porque hay socialistas en todos los partidos", como decía Hayek)
El 1 de Marzo del 2009, los resultados de las elecciones no pudieron ser mejores para el PP (teniendo en cuenta las previsiones anteriores), en general, y para Mariano Rajoy, en particular. El otrora "blando" y "ambiguo" Feijóo conseguía la hasta entonces casi imposible mayoría absoluta. Y, en las Vascongadas, el PP perdía dos escaños, pero no sólo conservaban 13 que sabían a gloria después de haber temido quedarse con 9 o 10, sino que una oportuna combinación matemática le permitía ayudar al PSOE del hasta hacía poco "traidor" y "amigo de los terroristas", Francisco López Álvarez (más conocido como "Pachilópez") a echar al PNV, el partido más votado, del gobierno de la comunidad autónoma, apenas tres semanas después de esta propuesta de Mariano Rajoy.
Rajoy había salvado el primer asalto, pero aún quedaba otras elecciones -las europeas- en Junio, en las que las perspectivas para el PP eran inciertas. Un empate o una victoria por un solo diputado (no digamos una improbable derrota) podrían ser interpretadas como un fracaso sonado, especialmente en un año en el que la crisis económica no era negada ya siquiera por el presidente del gobierno y en el que el número de parados seguía creciendo vertiginosamente.
En Abril, el escenario del caso Gürtel dieron un nuevo salto, tanto geográfico como cualitativo, al afectar a cargos importantes del PP en otra comunidad autónoma. La Fiscalía Anticorrupción solicitó, el 14 de Abril, que el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana tomase declaración al presidente de la Comunidad, Francisco Camps y al portavoz del PP en las Cortes Valencianas, Ricardo Costa.
Hasta mediados de Mayo, la frase que más escuchaba entre mis conocidos y familiares que votaban al PP (especialmente entre los devotos de Jiménez Losantos) eran del tipo "esta vez me quedo en casa para darle en los morros a Rajoy" o (incluso, en algún caso) "total, esto de las elecciones europeas es una tontería, voy a votar a éstos otros que no van a conseguir nada, pero a ver si así conseguimos echar a Rajoy, que es un inútil".
Sin embargo, a raíz de la presencia en los juzgados de Ricardo Costa y Francisco Camps, el panorama cambió radicalmente. De pronto, los comentarios espontáneos mutaron como por arte de magia. Ahora ya no había que "darle en los morros a Rajoy", sino a (lo han adivinado) Zapatero y Rubalcaba, que otra vez (según ellos) volvían a intentar hacerle la puñeta a su (en el fondo) queridísimo PP. Ahora el comentario estándar era del tipo "Yo no pensaba votar a Rajoy, pero después de ver lo que están haciendo los socialistas....". El caso Gürtel, al igual que en Marzo, parecía volver a convertirse, presentado con las adecuadas dosis de victimismo, en el trampolín que necesitaba el PP para, en un par de semanas, ganar ese puntito en la intención de voto que podía suponer, otra vez, la diferencia entre un éxito y un fracaso.
Como recordarán, el PP salvó de nuevo, sin grandes alardes, pero con cierta suficiencia, las elecciones europeas, sacándole dos escaños de ventaja al PSOE. Por supuesto, el PP había presentado las elecciones europeas como un referéndum sobre la gestión del presidente del gobierno. Como siempre ha hecho, con todas las elecciones (aunque sean las de la comunidad de vecinos) cuando en la Moncloa hay un presidente socialista. Como ha hecho en éstas y como seguirán haciendo en el futuro (no sé de qué se sorprenden algunos a estas alturas, sinceramente).
Y, como pueden comprobar, saltaba por los aires otro de los mitos propagandísticos de la derecha (sí, esa derecha cuya propaganda consiste en decir que nunca hace propaganda ni sabe hacerla), mantenido -como tantos otros dogmas propagandísticos de la derecha- incluso por algunos de los que dicen que hay que dejar de votar al PP: que "la gente de derechas" es más crítica y exigente que la de izquierdas con los políticos a los que vota y no les "consiente" ciertas cosas que los aborregados votantes de izquierdas pasan por alto a los suyos. Por ejemplo, la corrupción.
Porque la salida a la luz de una extensa trama de corrupción vinculada a importantes miembros del PP no había sido castigada en las urnas, sino incluso recompensada (y en dos ocasiones en sólo tres meses) con los votos necesarios para salvar dos convocatorias electorales que podrían haber acabado con Mariano Rajoy desplazado de la presidencia del PP y el inicio de una extensa e intensa lucha por ocupar este puesto que, muy probablemente, no habría beneficiado las expectativas de este partido para las elecciones del pasado 22 de Mayo ni para las del año que viene.
Y todo esto, aderezado por la conocida teoría universal (que sirve lo mismo para unas europeas que para unas municipales) de que todo aquello que pudiese perjudicar al PP es un tejemaneje plantado ahí por obra del Ministro del Interior. Así que nada de extraño han de ver en el pavloviano mecanismo que, al grito de "¡Esto es cosa de Rubalcaba!" hace que el votante pepero, y hasta algunos que no suelen serlo, (como ocurrió el pasado 22 de Mayo) salten como un resorte de su asiento para ir a votar otra vez al PP ("Si yo no pensaba votarles esta vez, pero es que...").
¿O alguien, en serio, cree capaz al actual Ministro del Interior, no ya de caer en semejante error, sino de cometerlo dos veces en sólo tres meses (como ocurrió en 2009), y hasta de repetirlo una tercera vez en Mayo del 2011?.
Así que el dilema es atroz. Si realmente Rubalcaba está detrás de todo lo que pueda perjudicar al PP no se entiende que le tengan tanto miedo, porque no habría resultado ser más que un chapucero al que todo le sale al revés. Y, si no lo está, no somos más que dementes a lomos de rocines que ven gigantes donde sólo hay molinos, mientras nos creemos caballeros que, montando briosos corceles, derrotan a fieros dragones rojos.
Y, como habrán podido comprobar también, la sempiterna emergencia nacional que nos obliga (aunque no queramos) a votar a los de siempre (treinta y cinco años llevamos así) no tiene, como resultado, la pérdida de intención de voto de la izquierda (que se queda en casa, hibernando en espera de tiempos mejores) sino la aglutinación del voto "no-de-izquierdas" en torno al PP, al que hay que perdonarle todos sus pecados porque resulta ser la única protección posible ante ese terrible y poderosísimo enemigo que quiere imponernos todas esas cosas que luego...nos impone el PP.
Aún así, si todavía creen que la larga mano de Rubalcaba está detrás de tantas cosas, echen un vistazo a la portada del diario El País del día 8 de Junio del 2009 y díganme quiénes serían, entonces, los "agentes secretos de Rubalcaba" que llevan a cabo los malvados designios del sustituto de Zapatero como Enemigo Único.
Y, sí, por supuesto; yo también soy un "agente de Rubalcaba" de ésos. Siempre he temido que no conseguiría engañar mucho tiempo a gente con tanto criterio y tan leída, pero comprendan que había que intentarlo.
PS: La cronología del caso Gürtel en la temporada de primavera-verano del 2009, brevemente relatada aquí. Para una más detallada información (no sólo sobre el Gürtel, sino sobre las reacciones de los políticos del PP y los periodistas afines a este partido) durante dicho período de tiempo, aquí.
4 comentarios:
Yo, lo de precuela, no te lo perdono.
Ya estamos...
Y eso que todavía estoy añadiendo los enlaces que faltan...
Hace mucho que no tomo en serio ni a los peperos ni a los expertos en economía de Libertad Digital, intereconomía, etc. estos si fueran tan expertos no estarían en la tele sino dirigiendo sus empresas.
Nathanbforrest
Nathanbforrest.
Pero sí toma en serio a otro tipo de personajes vinculados a los primeros que Vd.cita, cosa que me alegra un montón, y que a la vez comparto.
Un saludo.
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