
Como pueden imaginar los lectores por la fecha del año en la que tuvo lugar el evento, no sólo la valentía y el arrojo de los soldados y milicianos españoles, comandados por el general Castaños, jugó un importante papel en el desenlace final de los acontecimientos.
En efecto, varios años antes de que el conocidísimo "General Invierno" diezmase, a velocidad de espanto, los ejércitos franceses que habían invadido Rusia, la caló (que, aunque no llegase a general y se quedase en sargento chusquero, sólo necesitó un par de días para realizar su efectiva labor) contribuyó (y no poco) a que las tropas del pequeño general (ahora también emperador) corso perdiesen su aureola de invencibilidad e infalibilidad en el campo de batalla.
Y es que la sed y el cansancio que facilitaron la rendición de los soldados dirigidos por el general Dupont no hicieron tanta mella entre los españoles gracias, sobre todo, a los paisanos que, arriesgando su vida, se dedicaron a llevar y traer cántaros de agua al frente.

La valentía de todos ellos ha quedado, para la posteridad, personificada en la figura de María Juana Inés Bellido Vallejo, que lo acabó contando de milagro, tras haber recibido un tiro el cántaro que llevaba. El cántaro roto figura, hoy en día, en el escudo de Bailén, en recuerdo de unos españoles que uno imagina bastante distintos (en general) de los de ahora, puesto que, en lugar de quedarse en sus casas afirmando que se solidarizaban rotundamente con los que combatían, bajo un sol de justicia, en la campiña jiennense, salieron en su ayuda sin saber si el cántaro que llevaban al hombro volvería a la fuente suficientes veces como para romperse allí.
Ningún miembro de la familia real, ni del gobiernodespaña acudió, el 19 de Julio del 2008, a los actos de conmemoración del segundo centenario de la batalla. "Problemas de agenda", fue el escueto mensaje utilizado para dejar plantados a los habitantes de esta localidad jiennense que (lógicamente, y además) celebra sus fiestas en esas fechas.
Y es que, efectivamente, es enormemente difícil regatear en Palma de Mallorca (para fortunas y bribones nunca hay problema de agenda alguno) y, a la vez, honrar (al menos, en el sentido institucional de la palabra) con tu presencia la celebración de un acontecimiento que, como se pudo comprobar después, acabó cambiando el presumible devenir de la historia de España (como consecuencia de las Capitulaciones firmadas en Andújar el 22 de Julio, el rey José abandonó Madrid el 1 de Agosto y las tropas francesas se replegaron al norte del Ebro). Su importancia sigue hoy reflejada por el hecho de que el gran número de ciudades españolas que cuentan, al menos, con una calle con el nombre de esta pequeña localidad .
Así que los bailenenses se encontraron, aquel día, como se han encontrado los españoles en tantas otras fechas decisivas de la historia de nuestra patria: abandonados por los que les gobiernan, que tenían lugares más cómodos en donde refugiarse y manos más importantes que estrechar.