El autor citado en la anterior entrada de la bitácora apunta, más adelante y en la misma obra, lo siguiente, acerca de uno de esos años que luego serían conocidos como "años del hambre" o (de un tiempo a esta parte) "los peores años de la represión franquista" ("Los años de hierro", tituló Pío Moa un libro suyo dedicado a este período del Siglo XX en España):
"...También el año 49 fue positivo para España...La población penal se había reducido a 11.701 reclusos y el número de parados era de 161.000".
En Abril del 2011, según las cifras proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística, el número de reclusos en esta España "libre y democrática" (como si lo uno y lo otro, a la vez, fuese posible) en la que vivimos, ascendía ya a 73.486.
Y no es necesario que recordemos que, por las fechas que corren (y cuando acabe el verano, mejor ni hablamos), el número de parados en España ronda o supera (digan lo que digan las cifras oficiales, casi tan maquilladas como doña Esperanza Aguirre un 2 de Mayo cualquiera) la redonda y escalofriante cifra de cinco millones.
Y no sólo eso: cuando, siendo José María Aznar presidente, el número de parados bajó de los dos millones, muchos, en España, hablaban de "milagro económico" (aunque no deja de ser cierto que, durante la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente la cifra de parados fue aún menor que con José María Aznar, por aquel entonces los que suelen repetir el mantra de que "la economía es lo primero y lo más importante" dejaron - misteriosamente- de hablar de economía para centrarse en otros temas, como la negociación con ETA o el nuevo estatuto de autonomía de Cataluña).
En la España atrasada y pobre de 1949, "dos millones de parados" era una pesadilla tan inimaginable que, de haber planteado alguien tan impensable y descabellado escenario, sólo le hubiese sido de utilidad a algún guionista y/o escritor de películas o novelas apocalípticas. En cambio, en la España moderna y europea del año 2011, "dos millones de parados" sigue siendo un escenario impensable y descabellado, si bien justo por la razón contraria: porque ahora parece algo demasiado bonito como para ser cierto (y lo es hasta tal punto que ningún político hoy, en España, se atreve siquiera a prometer algo así).
Así que, como podrán comprender los lectores de esta bitácora, el título de esta entrada no hace referencia, ni muchísimo menos, a los años 40 del siglo pasado...
SOBRE HOY, 20-N.
Hace 1 semana
2 comentarios:
Las comparaciones entre aquellos años y los actuales darían para mucho. Y es que esta época de progreso, modernidad y bienestar, a poco que la rasques, le saca los colores a más de uno...
Pues sí. Yo, cada vez que oigo a alguien repetir eso de "¡Es que los jóvenes, hoy en día, lo tenéis todo muy fácil! En mis tiempos.." me pongo un poco frenético, lo reconozco.
Orwell lo describió muy bien en su novela: Cuanto más se habla de un "conceto", menos hay de eso de lo que se habla.
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