La consejera de Salud del gobierno de Navarra, Maribel Kutz,
ha considerado necesario aclarar, en sus justos términos (y se le agradece, aunque no era difícil de entender el asunto en cuestión), el rifirrafe que se traen en el parlamento foral el actual gobierno autonómico y la oposición, acerca de la aplicación de la nueva ley del aborto en esta región.
El gobierno de Navarra, al igual que los gobiernos de otras regiones españolas, ha venido financiando una parte considerable de los abortos provocados con los que las mujeres navarras mataban a sus hijos (sí, ya sé que éste no es el lenguaje habitual con el que se habla del aborto, pero digo yo que, de vez en cuando, no pasa nada por utilizar palabras, no para maquillar o disfrazar la realidad, sino para describirla y exponerla tal y como es).
Eso sí, con una pequeña particularidad: Dado que en Navarra no hay abortorios ni se realizaban abortos en la sanidad pública por falta de voluntarios para tal menester, el gobierno de Navarra no sólo financiaba el aborto en otra región, sino que también pagaba, a la mujer y su acompañante, una serie de dietas por las "molestias" del desplazamiento y la estancia fuera de la comunidad foral (algo así como un fin de semana para dos con todos los gastos pagados - parricidio incluido- en San Sebastián o Zaragoza). Y doña Maribel presume de ello sin recato alguno, como se puede comprobar en su artículo publicado en un diario de ésos que se autodescriben como "comprometidos con la vida".
Como se puede observar, los debates sobre el aborto entre los partidos políticos que gobiernan y los aspirantes a gobernar (sea el gobierno central o los de las comunidades autónomas) se desplazan hacia aspectos cada vez más accesorios e irrelevantes. No es que ya no se discuta el aborto, como tantas veces se ha recalcado. Tampoco se discute el aborto libre, que ya se venía posibilitando gracias a que las administraciones públicas competentes en el asunto han mirado siempre hacia otro lado cuando de cumplir la ley se trataba (
ahora insisten en que las leyes están para cumplirlas). Ni siquiera se discute si se le debe considerar un "delito" o un "derecho" (en la mente de la gente, por cierto, un delito se convierte en un derecho en el momento en que se despenaliza, como demuestra este último cuarto de siglo), como si un asesinato dejase de serlo dependiendo de la etiqueta jurídica que se le otorgue.
Ahora lo que se discute es "Aborto en San Sebastián (aplauso) vs Aborto en Pamplona (abucheo)".

Pero si hipócritas son los que sueltan lágrimas de cocodrilo diciendo que están contra el aborto mientras presumen en la prensa "provida" (me refiero al ABC) de financiar con fondos públicos viajes para dos personas para abortar, más hipócritas aún son los que les votan y les han votado, ya que a éstos, más que el aborto, lo que parece molestarles es que se haga al lado de su casa. Porque las declaraciones y actuaciones de los políticos del PP y UPN en relación al aborto y otros temas, no dejan en evidencia a estos partidos (que quedaron en evidencia tiempo ha), sino a los que les siguen votando a pesar de los pesares.
Y es que, en Navarra, al parecer, lo que molesta al centrorreformismo meapilas y clerical no es tanto lo que ocurre en Treblinka, sino que les monten un Treblinka en la Avenida Pío XII o en la calle Iturrama y les pongan delante de las narices lo que han venido apoyando con su voto todos estos años (es el sino de los liberales: quedarse petrificados cual Gorgonas cuando les ponen un espejo enfrente del morrico) mientras decían que había que cambiar la sociedad y se montaban en autobuses para no perderse ninguna manifestación a la que acudiesen políticos del PP.
Mientras tanto, se está dando una llamativa situación en Cataluña. La Consejería de Salud del gobierno autonómico de esta región
está obligando a las mujeres que matan allí a sus hijos mediante un aborto provocado a pagarlo ellas mismas (bajo la promesa de reembolsarles el importe de los honorarios del sicario un par de meses después).
Es lógico suponer que esto no se hace por convicción, sino por necesidad. No es difícil imaginar cómo deben estar de vacías las arcas de la Generalidad para que se anuncie esta medida. Y, conociendo la celeridad de la administración pública para devolver los pagos que debe, quién sabe cuántas de estas parricidas (impunes y/o legales, pero parricidas) se quedarán esperando durante mucho tiempo que les devuelvan el coste de aquéllo que se vieron
obligadas a hacer (
según afirman los feminazis buenos, para los que una mujer nunca tiene culpa de nada, ni siquiera cuando mata a su hijo -si acaso, la culpa es del varón más cercano).
[
Inciso: Si mi mujer me dice - por ejemplo- que, o llevo al niño a una carnicería a que lo descuarticen por un módico precio, o me deja, y yo hago lo que me dice para que no me deje...¿la culpa es de mi mujer por
obligarme a hacerlo? Si mi jefe me dice que, o perpetro tamaña barbaridad o me despide, ¿la culpa es de mi jefe, que
me obliga a descuartizar a mi hijo? ¿Soy una víctima del descuartizamiento de mi hijo? ¿Verdad que no? Pues ya está. Y es que la utilización del sentido común ayuda a comprender la realidad, pero tiene un inconveniente en la España de la constitución de 1978: pone muy difícil el conseguir subvenciones - o sea, vivir a costa del trabajo del vecino-, amigos.]
El caso es que, al final, está ocurriendo lo siguiente: en Navarra, los
buenos, no sólo presumen de financiar con dinero público los abortos, sino hasta los viajes necesarios para ello (eso sí, según los subalternos de guardia, siempre prestos a echar un capote,
son "las izquierdas" las que quieren "imponer el aborto" en Navarra - como si hiciera falta, oiga). Y, mientras, en Cataluña, los
malos les dan largas a las mujeres que quieren
cumplir con sus obligaciones y retiran parte de la financiación pública al aborto.
Para que vean.
PS: ¿Y éstos son los nietos y bisnietos de los protagonistas del libro "Requetés: de las trincheras al olvido"? Pues se le cae a uno el alma a los pies, qué quieren que les diga...
PPS: Por cierto, cómprense ése libro. En serio. Hasta el precio es bueno (lo cierto es que nunca había comprado el kilo de libro tan barato).