La actual Ministra de Igualdad, Bibiana Aído, hizo hace tiempo, en una entrevista a la cadena SER, unas declaraciones en las que, suministrando alpiste ideológico en forma de consignas a sus fieles (y fielas, suponemos) afirmaba que el hijo de un hombre y una mujer no es un ser humano.
Si malos tiempos corren cuando lo obvio debe ser afirmado una y otra vez, tiempos peores corren aún cuando lo obvio se niega, como hizo en este caso la ministra.
En unas declaraciones a La Gaceta, el presidente de la comunidad autónoma de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, reconoce abiertamente que las decenas de miles de niños abortados en la provincia cuyo gobierno autónomo preside eran (son) seres humanos. De hecho, fue Murcia la que encabezó el siniestro ranking abortista de las regiones españolas el año pasado (en dura competencia con otras comunidades autónomas con gobiernos dignos de felicitación -según algunos- cuando recurren al chocolate del loro, como Valencia o Madrid).
Como ya he dicho otras veces, la lógica asesina y perversa de la ministra de Igualdad, en la que se niega la realidad de las cosas, encierra una afirmación implícita: que a un nasciturus se le puede matar porque no es un ser humano, ergo, si fuese un ser humano, no se le podría matar.
Una lógica, por cierto, bien distinta a la que se gastan algunos (quizás también la ministra) con los toros (y otros animales), de los que aseveran que, aun sin ser seres humanos, no se les puede matar.
Sin embargo, la lógica asesina, perversa e hipócrita de Valcárcel (y la de sus votantes y los que le jalean, dicho sea todo) es aún peor.
Para ellos, aun siendo un nasciturus un ser humano, puede ser asesinado impunemente (y con cargo a los presupuestos públicos en un número nada despreciable de casos) en aras de un objetivo supuestamente más importante, que suelen ser los intereses electorales del partido, la asistencia masiva a una manifestación o la concordia entre los no-asesinables (se ve que el asesinato sistemático de inocentes, para algunos que escriben libros contra el aborto, es un precio digno de ser pagado para que no discutamos los que ya hemos nacido, igual que para otros -imaginamos- era preferible tolerar el asesinato de judíos a provocar rencillas entre los arios).
Porque si la estupidez (la mentira, al fin y al cabo) dicha en su momento por la ministra de Igualdad y repetida por sus partidarios, en muchos casos lleva aparejada ignorancia y ceguera, no es tal el caso de Valcárcel y muchos de los votantes de su partido, que presumen, afirmando que los nascituri son seres humanos, de tener los ojos bien abiertos. Como si ser plenamente consciente del mal que uno realiza o apoya (¡y hasta presumir de ello!) fuese un eximente, en lugar de un agravante, de la culpa.
Al final, resulta que ser bueno es hacer lo mismo que los malos (y con más frecuencia e intensidad, si cabe) pero diciendo que uno lo lamenta mucho.
Y es que para millones de españoles, Bueno = [Malo + Hipócrita]
Y, si no me creen, lean los comentarios de los que jalean al presidente de la comunidad autónoma en la que más han aumentado los abortos en la última década (siendo él presidente, además). Que algo raro (o no tan raro, ya me entienden) debe pasar en las cabezas de muchos españoles que dicen ser provida, cuando, un día sí y otro también, acaban felicitando y aplaudiendo a los mayores financiadores de abortos de España.
SOBRE HOY, 20-N.
Hace 2 días
4 comentarios:
No recuerdo si era Platón quien en su "República" exponía en boca de Glaucón la idea de la Antigüedad según la cual el actuar bien era motivo de desgracias, por lo que lo mejor era disimular que se hacía el mal mientras se simula que se hace el bien.
Nada nuevo, como en otra entrada que señalabas... y todo está en la Edad Clásica, quizás un motivo para no enseñarla en las escuelas.
Es vomitivo este texto:
"HazteOir.org ha retocado la redacción de esta alerta para reconocer la situación legal y los avances – todavía muy escasos – en apoyo de la vida y de la mujer que se han producido en la Comunidad de Madrid en los últimos años como consecuencia de la acción de la Consejería de Sanidad."
¿Qué es eso del "apoyo de la vida y de la mujer"?
¿Entonces para combatir el asesinato de esposas a manos de sus maridos hay que concretarnos a promover el empleo o algo así, alegando que eso es el "apoyo de la vida y del hombre"?
Por eso insisto mucho en que se recalque de continuo, en diversas campañas, que "aborto es violencia doméstica intrauterina".
Añaden:
"En cualquier caso, creemos que la Consejería de Sanidad todavía podría dar muchos pasos - dentro del ámbito de sus competencias - para defender el derecho a vivir y apoyar a las madres para que puedan tener a sus hijos."
¿Es que no un niño intrauterino YA FUE TENIDO?
Mucho ayudaría a la lucha antiaborto que en todos los templos católicos se colocara un cartel con la imagen de una mujer embarazada, con el feto visto a trasluz, y el lema "Este niño ya fue tenido. El parto no es el inicio de la vida, sino un paso más en ella".
Este otro texto también es repugnante:
"En esta alerta, le pedimos una medida concreta: regular el consentimiento informado de las madres que se plantean abortar en la Comunidad de Madrid y establecer garantías para que reciban una información veraz y completa sobre la consecuencias del aborto y sus alternativas".
¿También querrán que a los maridos que piensen matar a su mujer les brinden información sobre las alternativas de que disponen, en lugar de amenazarlos con cárcel?
Pues tienes razón, Luigichido.
¿Alguien se imagina una campaña diciendo que los hombres que matan a sus mujeres lo hacen "empujados" u "obligados" por su situación de desempleo, o por su apariencia física y que la solución está en darles trabajo - de cárcel, nada de nada, que todos tenemos nuestros condicionamientos, y algunos han crecido viendo a su padre golpear a su madre- o meterlos en un gimnasio -entrenador personal pagado por el contribuyente- para que no se sientan celosos de otros hombres de mejor aspecto?.
Daniel:
Gracias por recordarme a los clásicos. Tu comentario me recuerda lecturas pendientes.
Museros:
Te diré que el Derecho moderno sí contempla el proceso de reinserción social, pero siempre sin que ello obstaculice el control social, que pasa por el periodo de castigo.
Así, del mismo modo que un violador español sí llega a ser reinsertado en la sociedad, tras un periodo de castigo, otro de ayuda psicológica, otro de libertad vigilada, etc., algo parecido puede y debe hacerse en el caso aborto.
Por ejemplo: si una chica fue detenida por aborto por primera vez, quizá podría pasar sólo un año en prisión efectiva, y luego tener un brazalete electrónico para asegurarnos de que acudiría a firmar al juzgado durante otros dos años.
No se trata de ser demasiado severos y de buenas a primeras restablecer la Inquisición. Simplemente se trata de evitar el extremo contrario, el de la blandenguería cómplice.
De ahí mi insistencia en campañas de denuncia de madres abortistas en foros chilenos o peruanos. Intento que a esos países no les suceda lo que a España.
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