Teresa Jiménez Becerril, eurodiputada del/por el PP (no sé cuál será la expresión correcta, pero tanto da una cosa como la otra, en este caso), sigue emitiendo juicios muy agudos y acertados sobre algunas de las estrategias que se están utilizando (especialmente por parte del gobierno, y más concretamente, del ministro del Interior) para justificar los contactos (mejor dicho: "negociaciones", que ahora gobierna el PSOE) con ETA.
Doña Teresa ha vuelto a dar en el clavo describiendo la trampa rubalcábica, efectiva a fuer de sencilla: hay dos ETAs, la buena y la mala. Y hay que apoyar (es decir, indultar) a los de la "ETA buena" para que ETA cambie y deje de ser una organización terrorista (no sé si para disolverse o convertirse en otra cosa; a lo mejor en una fundación, como le ha pasado a la CCM).
Podría decirse que, apoyando a la ETA buena, se busca cambiar ETA desde dentro (desde dentro de la cárcel, por ahora, aunque quizás no por mucho tiempo).
Yo le preguntaría a doña Teresa si no le resultará familiar, por casualidad, esta estrategia de don Alfredo. Más que nada, por cercanía (a lo mejor ha sido por eso por lo que rápidamente ha captado por donde iba el asunto).
Y digo "por cercanía" porque a mí no me suena precisamente novedoso el mito éste de que en tal organización/partido político (táchese lo que no proceda) hay "buenos y malos", y hay que apoyar a los buenos (es decir, votar al partido) para que se impongan finalmente a los malos, los echen de una vez, y así el partido pueda convertirse en esa fantástica organización política con la que siempre hemos soñado y que sólo ha existido en nuestra imaginación (igual que esa ETA buena que don Alfredo intenta presentar en sociedad con tanto mimo).
Por ejemplo, y para no salirnos del tema de las negociaciones del gobierno con ETA (algunos hablan de "nuevas negociaciones", pero para eso tendrían que haberse interrumpido en algún momento; y eso es algo que no me atrevería a asegurar), los buenos podrían ser Teresa Jiménez Becerril y Carlos Iturgáiz.
Y los malos podrían ser Alberto Ruiz Gallardón y Cristóbal Montoro.
¿Y qué hay que hacer ante estas, aparentemente contradictorias entre sí, declaraciones a la prensa?.
Pues votar al partido de los buenos, claro.
Partido que, casualmente, es, también el partido de los malos.
¿Y qué opinión es, a la hora de la verdad, la que cuenta, la de los buenos o la de los malos?.
Pues les doy una pista: Cristóbal Montoro es el portavoz de la dirección nacional del partido. Dirección nacional que ya se expresó muy claramente sobre este tema en otra ocasión, a través de la vicesecretaria de organización del partido.
Así que, doña Teresa, se está enfadando usted con el gobierno por hacer lo que su partido no piensa impedir. Y digo yo que si su partido no va a hacer nada por impedirlo (en realidad, miran hacia otro lado como si aquí no estuviese pasando nada) debe ser por algo.
Y, básicamente, se está enfadando usted (con razón, en este caso) con el gobierno por recurrir al engaño sin el cual usted nunca hubiese podido convertirse en eurodiputada.
Y, ustedes, indignadísimos votantes del PP, no se extrañen de que el ministro del Interior recurra al mito de los buenos y los malos para la puesta de largo democrática y constitucional de ETA.
Ustedes son (han sido durante décadas), con su manita tapándose la nariz el día de las elecciones, la viva y fehaciente prueba de que el mito funciona.
SOBRE HOY, 20-N.
Hace 2 días
2 comentarios:
Con el mismo argumento, muchos siguen votando al PP porque en este partido hay algunos ‘pro vida’ (dicen).
¿Quiénes tienen la culpa de la nueva ley del aborto, del divorcio express, del matrimonio homosexual? Claramente, los que no hemos votado al PP…
Hola, Eligelavida.
Incluso el PP y el PSOE juegan entre sí al juego de los buenos y los malos.
Los dos tienen un programa político casi idéntico (e idéntico en lo esencial, pero 10 millones de españoles piensan que el PP son los buenos a los que hay que apoyar y 10 millones (millón arriba o abajo) piensan que es el PSOE.
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