miércoles, 24 de noviembre de 2010

Metiéndose en política.

En un portal virtual con noticias y artículos de opinión sobre religión (en ocasiones -las menos- la religión católica, y en ocasiones - las más- la religión liberal), se ha publicado un artículo con cierto tonillo de indignación sarcástica, sobre una monja de clausura (cuyo fuerte no parece ser, precisamente, el voto de silencio) que, al parecer, ha tomado parte activa en la campaña política de las elecciones autonómicas que Cataluña padecerá (otros dirán "celebrará") este domingo. Y lo ha hecho pidiendo el voto para Artur Mas.

Para empezar, es de agradecer, comprobando las noticias de las últimas semanas, que la monja (argentina, para más señas, que si los de Bilbao nacen donde quieren, los de Manresa no tienen por qué ser menos) no se haya despelotado ni haya montado ninguna escenita á la Meg Ryan mientras anunciaba su apoyo a Convergencia y Unión.

Sin embargo, el artículo sobre Sor Lucía Caram, que creo que puede considerarse muy acorde con la línea editorial (si se quiere llamar así) de este portal religioso, resulta aún más llamativo si recordamos que, precisamente en este portal, escribe un sacerdote llamado Santiago Martín.

¿Y qué tiene de especial Don Santiago Martín, teniendo en cuenta que hablamos de una monja que pide el voto para Convergencia y Unión?. Pues que Don Santiago Martín publicó en el diario La Razón (L´Osservatore Spagnolo, para los amigos), con el que, según parece, colaboraba habitualmente por aquel entonces, un artículo, pocas semanas antes de las elecciones generales del 2008, pidiendo el voto católico para Mariano Rajoy ("Rajoy tiene que saber que no está solo, que los católicos estamos con él", escribía don Santiago).

El artículo de don Santiago fue, además de entusiasta, muy oportuno, puesto que se publicó poco antes de las elecciones generales y sólo un mes después de una entrevista en el diario El Mundo en la que Mariano Rajoy volvía a defender, con toda la claridad del mundo y sin ambigüedad ni complejo alguno, la postura de su partido (conocida de sobra) sobre temas de suma importancia (se supone) para cualquier católico: favorables al aborto, a la llamada "ley del divorcio exprés" y a los mal llamados "matrimonios homosexuales" (siempre y cuando no los llamemos "matrimonio", que ya se sabe que llevarte lo que no es tuyo está bien, siempre y cuando no lo llamemos "robar").

Ello, sin embargo, no fue óbice para que don Santiago publicase, no hace tanto, un brillante artículo en el que le ponía los puntos sobre las íes al abad de Montserrat, que había tenido la ocurrencia de defender en público... lo mismo que el partido político para el que don Santiago pidió el voto hace casi tres años: que el aborto es muy malo, pero que debe estar permitido porque los que recurren a dicha solución no tienen más remedio (lo mismo que dice Otegi sobre el terrorismo de ETA, para que me entiendan).

Y es que no deja de ser llamativo cómo, los mismos a los que no les extraña - y hasta les complace- que un sacerdote pida el voto para el PP, se indignan soberanamente cuando una monja (que quizás tenga la cabeza más pallá que pacá, todo sea dicho) pide el voto para Convergencia y Unión, un partido cuya ideología, en temas importantes para los católicos, es la misma que la del PP. Y cuya forma de actuar en cuestiones lingüísticas, allí donde gobierna, es también muy parecida (por no decir "idéntica") a la del PP. Pregunten a gallegos, valencianos, mallorquines, navarros o vascos, si no me creen. CyU comparte con el PP incluso el amor por el otrora nefasto estatut, que mereció (como suele ser habitual entre los votantes de la derecha) tanta indignación antes como silencio sepulcral (y blanqueado) ahora.

Y algo parecido ocurre en el estrato episcopal: los mismos que bufan enfadadísimos cuando veían a Monseñor Setién, o ahora a Monseñor Sistach, departir amablemente y echar unas risitas con los políticos nacionalistas vascos o catalanes (respectivamente) no pestañean siquiera cuando un obispo se deja ver en un acto público con un político del PP (luego se quejan de que la Autónoma de Madrid hiciese doctor horroris causa a Santiago Carrillo).

Que ya se sabe que, si un religioso pide el voto para un partido político, eso es mezclar (y está muy mal, oiga)... salvo si el partido para el que pide el voto se llama PP. Y, si un obispo se deja ver compartiendo sonrisitas y fotitos con políticos de partidos de ideología anticristiana, eso está fatal, porque también es mezclar y, además, despista a las ovejas...excepto si esos políticos son del PP.

Y es que, claro, lo que molesta a los antimezcladores no es que Lucía Caram pida el voto para un partido político, sino que no lo pida para el PP. Y lo malo de Monseñor Sistach no es tanto que compadree con afán y fruición con los políticos que gobiernan en su diócesis (al igual que el arzobispo de Madrid y sus auxiliares, sin ir más lejos), sino que compadree con políticos que no son peperos.

Porque lo curioso es que, al fin y al cabo, Sor Lucía Caram está siguiendo al pie de la letra la lógica que esgrimirán millones para votar al PP en el 2011 y el 2012: que lo principal es echar a los socialistas porque hace falta "un cambio". ¿Y qué manera más efectiva y rápida hay de echar a los socialistas del Palacio de la Generalidad que votar a CyU?.

Lo cual, lógicamente, me lleva a dar por sentado que los mismos que recomiendan (pase lo que pase) votar al PP en el 2012 para echar a Zapatero, pedirán que se vote a CyU (el mal menor, ya se sabe...) para echar a Montilla. ¿O es que van a votar al PP, arriesgándose así a que Montilla vuelva a ser presidente otros cuatro años más?.

PS: Miren el título del artículo que publica el Cardenal de la Santa Madre Iglesia que estuvo arropando a Aznar (y eso no es "mezclar", puesto que Aznar es del PP) en su investidura como doctor honoris causa en la citada universidad murciana. Y es que, ya se sabe: "Su madre es una (y) santa, pero él...". Eso.

3 comentarios:

Conrad López dijo...

Sin embargo, reconozcámoslo, es más lo que nos une que lo que nos separa del Cardenal.

Museros dijo...

Es que lo importante es echar a los socialistas, Seneka.

¡Ay, no! ¡Que los socialistas no gobiernan en la Conferencia Episcopal!.

Como si hiciera falta, añado...

nidixinipixi dijo...

Que bueno Museros! Aun me acuerdo cuando al anterior obispo de Pamplona, Monseñor Fernando Sebastián le crucificaron por pedir el voto a partidos antiabortistas. Entonces los clericales salieron con que lo de no mezclar, cosa que no hicieron con Santiago Martín y otros tantos.

El argumento de que para echar a Zapatero habría que votar CIU de acuerdo con la tesis votoutilista, es incontestable.

Un abrazo

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