La adopción (hace ya tiempo, para ser sinceros) por parte del llamado "movimiento provida" en España (lo siento, pero a estas alturas, me niego a asumir -y, especialmente, después de datos empíricos irrefutables- sin más que cualquiera que se coloque un cartel encima es lo que el cartel dice que es) del lenguaje batasuno (ya saben: el asesino es una víctima obligada a cometer su crimen por un estado opresor y malvado; y el asunto no se soluciona con "represión" sino con subvenciones a ciertas asociaciones que ya están haciendo fila para ello) es una especie de ovillo de esos que, cuando se empiezan a desenredar, parece no acabar nunca.
La "normalización lingüística" del movimiento provida español (a manos de los mismos que enarbolan la bandera de la lucha contra la "normalización lingüística" en Cataluña, las Vascongadas o Baleares, mientras -¿por qué será?- templan gaitas en Valencia y, últimamente, Galicia) no sólo ha traído consigo la obligatoriedad de aprender y hablar sólo en batasunés, sino también, como en el resto de "normalizaciones" la anatemización de los que aún se atreven a hablar en cristiano y llamar a las cosas por su nombre (igual que en Cataluña o las Vascongadas se tacha de "extremistas", "ultraderechistas" o de "querer romper la unidad y la convivencia" a los que se empeñan en que utilizar el español cuando y como les dé la gana).
[Inciso: La introducción al libreto "Cómo aprender batasunés en 30 minutos o menos" puede encontrarse en esta entrada del blog de Orisson]
La forma en que se encara y de la que hablan unos del aborto contrasta radicalmente con la forma de hablar y enfrentarse a otros asesinatos (el terrorismo de ETA, por ejemplo) . Por ejemplo, entresaco esta frase de un comentario, firmado por "María", en un blog:
"Si a esta manifestación sólo estuviera permitido ir a aquéllos que estamos contra todo tipo de aborto, íbamos a ser cuatro, con lo que no tendría sentido"
Es decir que, según María, el objetivo no es manifestarse contra todo tipo de aborto, sino, ante todo, juntar mucha gente en la calle. De hecho, observen si no, a Francisco José Alcaraz, a su mujer, a otra persona (un familiar, creo) y a nadie más hacer algo que "no tendría sentido" ante la Audiencia Nacional (imagen de la derecha).
Dicho de otra forma: los cuatro gatos que se han estado manifestando, en silencio (y con más que considerable riesgo para sus vidas, las de sus familias y su patrimonio) en los pueblos y ciudades de las Vascongadas contra todos los atentados de ETA (sin supuestos y sin excepciones) no eran más que una panda de panolis que se olvidaron de ir al penúltimo gran seminario sobre marketing y publicidad en la tierra del tío Sam.
Y lo mismo podemos decir de los pocos que se manifiestan en ciertas regiones españolas (muy jaleados, repetimos, en Cataluña, Vascongadas y Baleares, y más silenciados en Valencia y, ahora, en Galicia) exigiendo poder escolarizar a sus hijos en español o que les manden las notificaciones oficiales del centro de salud o de la biblioteca pública en este mismo idioma (casualmente, muy hablado en gran parte de España, si no en toda).
Pues resulta que no. Hete aquí que "los que saben de ésto" (por utilizar una expresión que me repite mucho una persona muy conocida dentro del "movimiento provida" con la que mantengo un cierto trato y un sincero afecto personal) han conseguido algo así como descubrir la rueda por segunda vez, y han dado con la clave de por qué la llamada "normalización lingüística" o la propaganda nacionalista y etarra campan a sus anchas mientras los cuatro gatos que osaron o todavía osan manifestarse en contra, no sólo son ignorados, sino vituperados y señalados con el dedo.
Resulta que el problema era que estas buenas personas se dedicaban a echarle cojones a la cosa y decir lo que pensaban, sin concesiones, en lugar de diluir su mensaje para así juntar más gente en la calle.
Efectivamente, si los que se concentran en las Vascongadas contra ETA, en lugar de ser tan radicales y "condenar a todo el mundo al infierno desde su pedestal", asumiesen esa genial estrategia de la "lucha por etapas", a estas alturas no sólo ETA sería un infausto recuerdo, sino que hasta Pachi López llevaría un pin con la bandera española en la solapa (en lugar de llevar la bandera del principal partido de la oposición en el Parlamento vasco).
Es que, claro, los que no han estado en Pittsburgh (o en Ciudad de Méjico, que me da lo mismo) aprendiendo a "transformar la sociedad" han sido tan burros de protestar ¡contra todos los atentados de ETA!, en lugar de empezar, por ejemplo, oponiéndose a que ETA mate vascos. Si hubiesen hecho esto, habrían sacado a la calle a mucha más gente y hubiesen "integrado y acogido, en lugar de excluir" a sus vecinos quienes, por arte de magia y por ósmosis, se hubiesen contagiado de la forma de pensar de los que sostenían la pancarta, volviendo a sus casas no cambiados, sino transfigurados.
Luego, la siguiente etapa habría sido esgrimir la inteligentísima artimaña de pedir a ETA que matase sólo guardias civiles, soldados y policías (españoles, claro, que los etarras son malos, pero no tontos, y se cuidan mucho de tocarle un pelo a la policía o al ejército francés), consiguiendo así "salvar vidas" (las de los no-vascos que no forman parte de los pomposamente llamados "Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado"). Los vecinos filoetarras de los manifestantes habrían acudido en masa a llenar las calles, volviéndose a contagiar así -por pura proximidad hombro con hombro- de la forma de pensar de los convocantes.
Y así sucesivamente hasta "convencer" (porque ya se sabe que "nada se consigue con la coacción") a todos los que justifican el terrorismo etarra en uno o varios supuestos con una exposición paulatina, pero creciente (primero a dosis homeopáticas, y luego cada vez mayores) de rechazo a los atentados de esta banda terrorista.
Pero resulta que los mismos que verían esta estrategia como absurda en cuanto al terrorismo y la normalización lingüística se refiere (y aplauden sinceramente a los que no retroceden un ápice en sus reivindicaciones en estos ámbitos), la ven como la gran panacea cuando toca hablar del aborto.
Porque, claro, contra los asesinatos de ETA no valen medias tintas. O estás contra todos o contra ninguno. Pero resulta que contra el aborto (cien veces más asesinatos en un sólo año en España que ETA en toda su historia) se puede estar un poquito, poco, bastante, mucho o totalmente. Y que, contra el aborto los principios no valen, sino los números (lo dicen, recordemos, "los que saben de esto").
Y, aunque veríamos como una barbaridad la asistencia del jefe de financiación de ETA a una manifestación de la AVT (y pensaríamos que, en este imaginario e imposible caso, a Francisco José Alcaraz o bien se le habría ido la olla, o bien se estaría riendo de nosotros), no sólo no movemos ni una ceja ante la asistencia del mayor finaciador de abortos de España a una manifestación autoetiquetada como "provida", sino que, además, le lavamos la imagen y empezamos a llamarle "exabortista" (aunque, que se sepa, no ha dejado de financiar abortos a día de hoy, y presumiblemente lo seguirá haciendo cuando asista-y después de asistir- a la manifestación).
Y así intentamos vender como una avispadísima artimaña lo que nosotros mismos contemplaríamos como una traición y una gran hipocresía en cualquier otro caso similar. Porque, claro, los "otros" son tan tontos que todavía no se han enterado de que vamos a reunir un millón de personas por las calles de Madrid con el truquito de invitar (y recibir con los brazos abiertos) a todos los abortistas de España a una manifestación a la que luego (je,je,je) vamos a llamar "provida".
Lo mismo decía el otro: "No contaron con mi 'astusia'".
SOBRE HOY, 20-N.
Hace 2 días
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