Cuando, hace casi tres años, escuché a la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, decir que ella "defendía la vida" tanto como las asociaciones provida, estuve a punto de llorar de la emoción. ¡Qué maravilla!. ¿Quién se le había aparecido en sueños a la señora ministra?. ¡Esta no era la Bibiana que conocíamos! ¡Nos la habían cambiado!. Yo no sabía muy bien en qué había consistido el milagro, pero el caso es que, con semejantes declaraciones, no cabía la menor duda: Bibiana Aído se nos había vuelto "provida".
Sin embargo, la reacción del llamado "movimiento provida" fue ponerla de vuelta y media, por hipócrita y mentirosa.
Varios meses después, la ministra de Igualdad volvió a insistir: Lo que se pretendía, con la nueva ley abortista, era "reducir" el número de abortos. ¡Qué alegría!. Se confirmaba así lo que ya venía sospechando. Bibiana Aído estaba cambiando al PSOE desde dentro, haciendo todo lo que estaba en su mano para, tímidamente, dar pasos en la buena dirección y empezar a acabar con esta "lacra social" del aborto.
Sin embargo, la reacción del llamado "movimiento provida", no fue de una "justa y saludable actitud de alegría y esperanza". Se le echaron al cuello, por hipócrita y mentirosa.
Luego caí en la cuenta que, unos meses antes, también José Blanco, una persona de indudable influencia en el PSOE (por aquel entonces, al menos) había declarado que era "contrario al aborto". Las perspectivas no podían ser mejores. La actitud demostrada por la ministra con sus declaraciones, mojándose a favor de la vida, era respaldada, inequívocamente, por uno de los prohombres con mando en plaza dentro de su partido. Estaba clarísimo que nuestros obispos siempre habían tenido razón: ¡qué gran invento esto de "los católicos en los partidos"!. La ley no sería perfecta, ni mucho menos. Seguramente, era sólo un pasito dentro de un larguísimo camino, pero nuestra obligación como "buenas personas de toda la vida" era celebrarlo.
Sin embargo, y ya lo recordarán, a don José Blanco, el llamado "movimiento provida" se le echó encima, por hipócrita y mentiroso.
Y eso que, hasta el último momento hubo evidencias de que la nueva ley iba a ser magnífica. Don José Bono, uno de esos extraordinarios cristianos que luchan por cambiar a su partido desde dentro (doña Bibiana se lo tenía muy callado y no la habíamos etiquetado como tal), afirmaba que iba a votar a favor de la nueva ley abortista porque "era más restrictiva" que la entonces vigente (esa que, según el llamado "movimiento provida" no había que tocar). Y no sólo eso. Demostraba don José sus grandes conocimientos del Magisterio de la Iglesia apelando al único párrafo del mismo que se saben casi todos los que, para defender la vida, votan al PP: el artículo 73 de la Encíclica Evangelium Vitae, del Beato Juan Pablo II.
A pesar de ello, a don José Bono, de parte del llamado "movimiento provida" no le cayeron precisamente felicitaciones ni parabienes. Más bien una buena lluvia de piedras dialécticas, por hipócrita y mentiroso.
Ahora, el actual ministro de Justicia, cuyo currículum abortista (como el de su partido) es demasiado amplio como para empezar a repasarlo una vez más, afirma "defender el derecho a la vida según la doctrina del Tribunal Constitucional".
Y ¿qué es "el derecho a la vida según la doctrina del Tribunal Constitucional"?. Leamos un pequeño fragmento de la sentencia 116/1999 de este Tribunal, publicada en el BOE el 8 de Julio de dicho año:
"...los no nacidos no pueden considerarse en nuestro ordenamiento constitucional titulares del derecho fundamental a la vida que garantiza el art. 15 de nuestra Constitución...".
Es decir: "El derecho a la vida según la doctrina del Tribunal Constitucional" significa, ni más ni menos, que los no nacidos no tienen derecho a la vida.
Dicho de otra manera: lo que el ministro de Justicia, y todos los peperos que repiten este eufemismo del "derecho a la vida según la doctrina del Tribunal Constitucional, están defendiendo, en realidad, es el aborto libre, desde el primer hasta el último día de embarazo. Algo que resulta que es considerado, por algunos, como "un enorme éxito de la ciudadanía activa".
Y es la derecha la que, como siempre, se atreve a ir un siniestro paso más allá de lo que nunca ha ido la izquierda. En esta ocasión, defendiendo el aborto libre mediante un eufemismo que incluye las palabras "derecho a la vida".
Así que...¡menudo morro tiene el señor ministro! ¡Qué hipócrita y mentiroso!, ¿verdad?. Seguro que el llamado "movimiento provida" le ha puesto de vuelta y media, como se merece.
Pues, como ya saben, no es así. Todo lo contrario. Al señor ministro le han llovido elogios y cumplidos sin fin. Y muchos católicos (digámoslo claro: muchos peperos) no dejan de preguntarse si el señor ministro, caminito del barrio de Chueca uno de tantos sábados por la noche, no habrá visto una luz cegadora que le tiró del coche oficial, y le cambió la vida para siempre.
Así que hay que preguntarse: ¿cuál será la diferencia entre abortistas como los ex-ministros Aído, Blanco y Bono, y abortistas como el actual ministro de Justicia para que el llamado "movimiento provida" reaccione de forma tan distinta, siendo tan similares sus aparentemente bienintencionadas declaraciones?.
Si tengo que explicarle la diferencia, amigo lector, debe ser porque es usted el primer marciano que, recién salido de su platillo volante, lee este blog. Así que, por favor, no olvide dejar un comentario para constatar su ilustre presencia en esta humilde bitácora.
El caso es que, cuando dentro de varios meses, vea la luz la reforma de la actual ley de aborto quirúrgico, y constatemos todos que es aún peor que la actual, los que ahora se felicitan por las declaraciones -llenas de trampas dialécticas- del señor ministro, pondrán esa carita de sorpresa tan suya, tan de presunta doncella que se dice ultrajada y engañada por el penúltimo mozo que se la llevó a la era por enésima vez sin que ella, remotamente, pudiese sospechar de qué se trataba el asunto.
No dejarán de soltar su acostumbrada e inevitable letanía de lamentos y de "quién-lo-iba-a-decir", mientras ahora, a los que ya lo estamos diciendo, nos ponen a parir tanto o más de lo que ponían a las bibianas y a los pepiños. Y eso que lo que dicta la lógica, el sentido común y, sobre todo, la experiencia es muy claro: Cuando un gobierno abortista modifica la legislación abortista vigente, nunca es para hacerla más restrictiva, sino para hacerla más permisiva si cabe (recordemos el ejemplo de los gobiernos de Aznar, que legalizaron el aborto químico y la experimentación con embriones humanos).
Y, ¿saben qué es lo mejor de todo? Que resulta que doña Bibiana decía la verdad. Que don José Bono tenía razón. No sabemos porqué, queridos malminoristas, pero durante los seis primeros meses en los que la "ley Aído" estuvo en vigor hubo menos abortos que durante los seis meses anteriores.
Porque, si hacemos cuentas y damos por buena la perversa lógica de los votantes del PP, el gobierno de Zapatero "salvó" casi cuatro mil "vidas humanas" durante el segundo semestre de 2010. Ante semejantes méritos y logros, no es de extrañar, por tanto, que don José Luis fuese condecorado, con todos los honores, por el nuevo gobierno cuando cesó en su cargo.
Y es que así son las "buenas gentes de la derecha": tan torpes, tan torpes, que ni siquiera son capaces de hacer las cosas bien cuando hacen el mal intencionadamente (a la hora de votar).
Así que ya lo saben, Monseñores: todos a hacer caso a su colega de Sevilla y a hacer cola para pedirle disculpas a don José Bono por tan severo juicio sobre sus nobilísimas y acertadas intenciones de restringir los efectos de la legislación abortista vigente en aquel momento. Y luego, no olviden coger el primer avión a Nueva York para felicitar a doña Bibiana por su "buena" ley.
PS: Y, no sé si se han dado cuenta, pero el resto de la "ley Aído" (educación sexual obligatoria e ideología de género) ya no es cuestionado (ni siquiera mencionado), ni por unos, ni por otros. Para que vean que la ideíta aquélla del referéndum no iba tan desencaminada...
SOBRE HOY, 20-N.
Hace 6 días
1 comentario:
Mons. Asenjo, genio y figura. Claro que lo del artículo de la Evangelium Vitae no lo sabía, entonces se entienden muchas cosas, todo en la línea de la iglesia conciliar. Otra fazaña mas del turbo beato. La tibieza y la escala de grisis (en tonalidad roja sangre) del clero conciliar. Que vergüenza.
Sobre la doctina del Tribunal Constitucional y sobre todo por lo que se lleva haciendo desde el 85 quiero recordar: por infinitamente menos la España nacional y católica se alzó en armas el siglo pasado. ¿No son seres humanos los cientos de miles asesinados por sus propias madres? Caiga la vergüenza por nuestra cobardía e indiferentismo sobre nuestras conciencias, y estar prestos toca a pedir misericordia ante el Altísimo cuando nos llegue la hora de rendir cuentas, ya que no lo estamos para las armas. Jamás una guerra por la defensa de cientos de miles de niños inocente al año hubiera sido mas justa.
Del eufemismo de asesinar como "derecho a la vida", estamos mas en 1984 que nunca, de hecho, cuando gobiernan los elegidos de los católicos nos acercamos mas que nunca.
Esta democracia criminal y asesina se merece ser arrasada a fuego divino.
Desperta ferro.
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