En alguna ocasión, en este blog, hemos definido a los centrorreformistas (independientemente de cómo gusten llamarse ellos a sí mismos) como esas personas que te llaman "¡facha!" por constatar alguna obviedad que ellos mismos reconocerán como cierta e inapelable dentro de no mucho tiempo.
Durante la pasada legislatura, como recordarán, el anterior gobierno (el que tenía la culpa de todo, incluido el nacimiento de este blog) aprobó la llamada "ley de salud sexual y reproductiva", a la que llamaremos, para abreviar, y como es costumbre, "ley Aído".
La única diferencia, en la práctica y en lo que al aborto se refiere, que contemplaba dicha ley, era evitar, a las mujeres embarazadas de menos de 14 semanas, el trámite de pasar por la consulta de un psiquiatra o psicólogo que certificase el presunto "riesgo para la salud psíquica de la madre". Certificado que, como sabe todo el mundo, se extendía y firmaba sin el menor problema y que convirtió a este "supuesto", de hecho, en el salvoconducto para el aborto libre en España.
Ante el anuncio de la reforma de la ley abortista del 85, se movilizó, de manera aparentemente espontánea y como surgida de la nada, una auténtica sopa de siglas autodenominada "sociedad civil". El objetivo de tales movilizaciones fue, única y exclusivamente (y ateniéndonos a las reivindicaciones expresadas en los manifiestos que acompañaban a tales eventos), pedir que no se reformase la ley abortista del 85.
De abolir cualquiera de las leyes abortistas vigentes (es decir, las que le gustan o fueron aprobadas por el PP), ni palabra. Que no nos gustan, sí, y con la boquita pequeña, no sea que se nos disgusten esos políticos (peperos) a los que les damos premios. Pero, de pedir que se aboliesen dichas leyes, nada de nada.
En la práctica y en la realidad, se centraban así todas las reivindicaciones y protestas en un insignificante detalle que (repitámoslo una vez más) jamás impidió abortar a nadie. Y, si ustedes acudieron a alguno de estos eventos (siempre, y así se remarcaba, de carácter festivo), no me pongan esa cara, que, insisto, emplearon su tiempo y su dinero en eso: en pedir que las embarazadas de menos de 14 semanas pasasen cinco minutos en una consulta, antes de abortar, mientras un psiquiatra les firmaba el correspondiente permiso (permiso que siempre se firmaba).
Como es obvio, para semejante viaje, no eran necesarias tales alforjas (ni, mucho menos, tan coloridas y sonrientes), porque, al fin y al cabo, lo único que hacía la llamada "ley Aído" era poner, negro sobre blanco, lo que, desde 1985, ya se hacía en toda España (y con mayor intensidad y frecuencia, en las autonomías gobernadas por el PP).
Sin embargo, los responsables y/o cabezas visibles (o invisibles) de tales movilizaciones insistían en que semejante objetivo merecía la pena, por una sencilla "razón" (aceptemos "barco" como animal acuático por unos breves instantes): porque la nueva ley sacaba el aborto, durante las primeras 14 semanas, del código penal, pasando a considerarlo como "un derecho" en lugar de un "delito despenalizado". Una distinción, meramente jurídica (que no práctica, como ya venimos diciendo) que, según los organizadores de dichas manifestaciones, justificaba continuar con la anterior legislación.
Y lo cierto es que dicha distinción, para la inmensa mayoría de la población, es completamente irrelevante (a excepción, imaginamos, de los catedráticos de Derecho con mucho tiempo para filosofar, y los peperos necesitados de la penúltima excusa para seguir votando al PP). Para el común de los mortales (incluidas las votantes del PP que abortaron a sus hijos al amparo de la ley del 85), si haces algo y no te castigan por ello, es que no debe ser tan malo, después de todo y, sea o no un "derecho" (jurídicamente hablando), es como si lo fuese. Algo así como el subsidio de desempleo: mejor no necesitarlo pero, si te viene bien cobrarlo, nadie renuncia a él (tampoco los que critican su existencia, créanme).
A pesar de tales evidencias, se siguió insistiendo en tal planteamiento, una vez aprobada la "ley Aído", con el objetivo de siempre: justificar el voto al PP ("¡Ah!...Pero...¿abortar era un 'delito'?. Entonces...¿cómo es que nunca metían a nadie en la cárcel?...Y, si estás tan emperrado en que se siga considerando un delito, ¿cómo es que tú eres el primero en insistir en que nadie debe ir a la cárcel por ello?", hubiese respondido el 99% de los españoles a tal cuestión).
Y, por supuesto, los que decíamos que, mientras se permitiese abortar, y se permitiese abortar a quien quisiera, la etiqueta jurídica que se quisiese colgar al acto era completamente inverosímil (como decía uno que ustedes recuerdan), éramos (y seguimos siendo) todo eso que ustedes ya saben. Que lo somos, y a mucha honra, aunque haya millones de españoles que se crean que, cuando te llaman "¡fascista!", o "¡preconciliar!" (¿qué "concilio" va a ser? ¡pues el único que ellos conocen, hombre!), y otras cosas similares, te están insultando.
Aunque no éramos sólo eso: éramos también "socialistas de derechas" (mira, insulto por partida doble; eso sí que es mala idea...), o "le hacíamos el juego a Pepiño" (o a Rubalcaba, o a Zapatero; pongan ustedes el muñeco del pimpampún que más rabia les dé).
Pero, ¿qué ocurre ahora, que ya hemos llevado al PP a la Moncloa?. Pues que, como siempre ocurre, ya podemos decir en voz alta lo que realmente pensábamos y sabíamos. Y, ¿qué era lo que realmente pensábamos y nunca dijimos pero siempre supimos?. Pues que "los fachas" tenían (teníamos) razón.
Y lo reconoce don Eduardo Hertfelder, presidente del IPF (unas de esas siglas de ese conglomerado de cuyo nombre no es necesario acordarse, porque todos ustedes ya lo conocen), adivirtiendo que, si volvemos a la ley del 85 bajo los supuestos de siempre, es como si nada hubiésemos hecho, porque (cito textualmente al señor Hertfelder) "al mantenerse las condiciones de la ley del 85, no eliminando el riesgo psicológico de la madre para abortar, se reconoce el derecho de la mujer a abortar".
Que es, como ya digo, la obviedad que los "fachas" siempre hemos constatado y que los centrorreformistas, una vez llevado en volandas al PP a la Moncloa, ya no tienen inconveniente en reconocer: Que, entre esa "ley Aído" por la que era imprescindible movilizarse, y esa "ley del 85" que no debía cuestionarse porque no era el momento, no había ninguna diferencia mínimamente relevante, en lo que al aborto se refiere. Y, además, te lo cuentan como siempre: como si ellos se acabasen de dar cuenta y nadie lo hubiese dicho antes.
Así que, ya saben, no dejen ustedes de volver a acompañar, puntual y fielmente este 24 de Marzo, a estos "movimientos cívicos" (es decir, peperos) en sus aventuras callejeras. Y luego, vuelvan a quejarse ustedes del llamado "voto cautivo al PP". Que ya empiezan a aburrir tanto o más que los "independientes cívicos".
Un "voto cautivo" (encantado y orgulloso de tal condición, por si no lo sabían) al que ustedes siguen contribuyendo con su anual granito de arena.
PS: Y, añado: si ustedes encuentran, en la "ley Aído", esa parte que dice "el aborto es un derecho", recuerden que están soñando y, no se preocupen, que ya se despertarán. Porque esa parte de la "ley Aído" no existe. Que, por si no se habían dado cuenta, les han tenido y les siguen teniendo de un rastrojo a otro por algo que ni siquiera ha ocurrido.
SOBRE HOY, 20-N.
Hace 6 días
7 comentarios:
Exacto.
En lo del "anual granito de arena" he estado apunto de comerme la 'u'. Es que pienso en los centro-reformistas e inmediatamente se hace uno a la idea.
No sólo los centrorreformistas, Antonius. No sólo los centrorreformistas...
También es asombroso que, a cuenta de este asunto, Gallardón ha pasado a ser el nuevo ídolo del "PP bueno":
http://www.intereconomia.com/blog/cigueena-torre/no-gallardon-que-conociamos-nos-han-cambiado-20120308
Sí.
Yo recuerdo a Pepiño Blanco diciendo que estaba "en contra del aborto", y se le echaron encima, por hipócrita y mentiroso.
También recuerdo a Bibiana Aído decir "La primera defensora de la vida soy yo". Y se le echaron encima, naturalmente, por hipócrita y mentirosa.
Luego llegó Pepe Bono y dijo que, estando él en contra del aborto, iba a votar a favor de la "ley Aído", porque era más restrictiva que la ley entonces vigente (la del 85). Y se le echaron encima por hipócrita y mentiroso.
Pero ahora llega Gallardón, dice un par de frases con la palabra "vida"...y lo convierten en su ídolo, porque es del PP.
Dentro de 6 meses, cuando salga la nueva ley, dirán que el PP les ha engañado y volverán a escribir "Gayardón", en lugar de Gallardón, y hablarán de Arriola y esas cosas...
Para que veáis, por cierto, que lo de "Fernández de la Gaviota" no es sólo un juego de palabras divertido...
Magnífica entrada, salvo un pequeño apunte que me atrevo a hacerte:
Dices que los centrorreformistas, una vez llevado en volandas al PP a la Moncloa, ya no tienen inconveniente en reconocer que no hay diferencias prácticas entre Ley Aído y Ley 85. Bueno... los hay (y muchos) que siguen sin reconocerlo, afirmando que lo suyo es mejor (adornando luego con varios "aunque sólo sea por..." "aunque sólo sirviera para..." "desde luego cualitativamente...")
Entre la gente de mediana edad el supuesto voto cautivo cada vez tiene menos validez, muchos de esos supuestos católicos que tanto critican el ateísmo el catolicismo que practican es meramente formal, para guardar las apariencias siendo en esencia protestantes ya que la mayoría de ellos ni hacen ningún caso al Papa y crren que la salvacación se consigue por la Fé y no por las obras. En fin así es la venida a menos burguesía de Chambery y el Barrio de Salamanca en Madrid.
Fdo Nathanbforrest
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