Mientras algunos (muchos) andan por ahí afirmando que no quieren "imponer" nada a nadie, otros, más espabilados (precisamente los mismos que les vendieron la moto de "no imponer" a los primeros), no dejan de imponerles de todo en nombre de la libertad y, sobre todo, de la democracia.
El arzobispo de Washington, mgr. Donald Wuerl ha publicado un artículo en el Washington Post anunciando que, si el gobierno del Distrito de Columbia persiste en su intención de obligar a todas las instituciones católicas a colaborar con la llamada "ideología de género" (amenazando con retirar subvenciones a organizaciones caritativas y licencias a centros educativos católicos), la Archidiócesis de Washington podría verse obligada a retirar su "colaboración educativa y asistencial" (lo cual imagino que significa que las organizaciones caritativas católicas saquen el dinero que necesitan de donde puedan- con lo que sus servicios se verían muy mermados- e incluso tener que cerrar colegios e institutos católicos).
Pienso que nada haría más felices a los enemigos de la Iglesia; precisamente el propósito de leyes como la que, en Washington D.C., obliga a la "colaboración" con la "ideología de género" no sólo es propagar esta última como dogma de fe, sino tener una excusa legal (dentro del "sistema de derechos y libertades que los norteamericanos se han dado a sí mismos") para negarle el pan y la sal al que se niegue a pasar por el aro (además, así sitios como Cáritas dejarían de poner en evidencia a sitios como las sedes de los sindicatos de clase o las "casas del pueblo", lugares en los que se afirma querer mucho a los pobres, pero en los que nunca se ha servido un solo plato de comida, salvo para los que tienen el carnet correspondiente, y en alguna fiesta subvencionada por el contribuyente).
Y, una vez la Iglesia se vea obligada por ley a cerrar centros caritativos y educativos (incluso hospitales), además, se tendría la excusa perfecta para intentar darle el descabello por parte del poder secular. Probablemente, se dirían algo así como "¿Para qué sirve esta religión tan coñazo, si ya ni siquiera presta ningún servicio público, y sólo se dedican a decirnos lo que no nos gusta oír? ¡Dan la lata como siempre y ahora ni siquiera echan un cable, como hacían antes! ¡Que la cierren ya!".
¿Alguien duda que, en España, a su debido tiempo (si no en la "ley de libertad religiosa", en otra por el estilo) tendremos una normativa similar (y una situación similar)?.
SOBRE HOY, 20-N.
Hace 2 días
1 comentario:
No lo tengo tan claro. Si la Iglesia cerrara todos sus centros asistenciales... el Estado las pasará canutas y estaremos al borde de la convulsión social. Lo mismo pasaría si los colegios religiosos salieran del Concierto: se hundiría el sistema educativo, de manera parecida al cierre de colegios durante la República. Claro está que a nuestros sociolistos posiblemente le importe una higa mientras tengan aseguradas sus prebendas.
Publicar un comentario