El pasado 24 de Noviembre, el Parlamento Europeo, aprobó, por abrumadora mayoría (510 votos a favor y sólo 40 en contra), una moción que permite (exige, más bien) a los países miembros de la UE modificar su legislación para poder desconectar internet a los usuarios sin necesidad de autorización judicial. La excusa del Parlamento Europeo para autorizar a los gobiernos de la UE a impedir el acceso a internet a quienes les dé la real gana ha sido, como siempre, la "protección de derechos" (en este caso, los ya notorios "derechos de autor").
Inicialmente, la mayoría de los europarlamentarios se habían resistido a tal medida. Sin embargo, la adición de una coletilla que permite al usuario desconectado recurrir judicialmente (¡sólo faltaría!) ha conseguido que muchos cambien su "opinión" al respecto.
En la práctica y, si no me equivoco, esto supone, de facto, la autorización para que nuestro gobierno le pinche (se supone que no lo está haciendo ya, claro) la línea de internet a todo el mundo, ya que es necesario (repito, si no me equivoco) para poder hacer cumplir esta ley (si no tienen pinchada las líneas de absolutamente todo quisqui, ¿cómo saben quién se descarga material protegido por derechos de autor?).
De hecho, esto no sería sino la legalización de algo que quizás se esté haciendo al margen de la ley (como en el caso del aborto, se recurre a la misma estrategia progre de siempre: la solución al fraude de ley -pinchazos ilegales de líneas telefónicas o de internet por parte de los gobiernos- es la legalización del fraude).
En la práctica, esto permitirá, como ya hemos dicho, a los gobiernos, retirarle la conexión a internet a quienes les dé la gana y cuando les dé la gana, sin necesidad de autorización previa. Y al que no le guste y no haya hecho nada, que se gaste la pasta en abogados y recurra ante un tribunal (un tribunal presidido por un juez quien, entre otras cosas, también tendrá conexión de internet en casa y al que tampoco le gustaría pasar por el amargo trance de la desconexión porque sí).
Por supuesto, dejo a la sagacidad de los lectores de este blog la respuesta a la pregunta de si se desconectará de internet a los señores diputados del partido, o al sobrino de tal o cual cargo político, o al presidente de las juventudes del partido, aunque se estén descargando todos los discos editados por la Motown y la Deutsche Gramophon juntos (suponiendo que gustos tan dispares se den en la misma persona, claro).
Porque lo peligroso de que los gobiernos puedan limitar nuestros derechos sin necesidad de autorizaciones judiciales es que pueden aplicar arbitrariamente la ley y sólo a quienes quieran, sin necesidad de dar explicaciones a nadie. Los gobiernos, así, adquieren la capacidad legal de presionar a quienes consideren necesario y permitir el fraude de ley en los casos en los que les apetezca (a nadie se le escapa que esto esté ocurriendo ya, pero no ocurre dentro del ámbito legal).
En Suecia, patria de ese icono roussoniano llamado Pippi Langströmpe (Calzaslargas, para los españolitos que crecieron devorando bocadillos de nocilla de dos sabores, en los tiempos en los que las marionetas que salían por la tarde en la tele se llamaban Epi o Blas -ahora se llaman "Jorge Javier" o "Karmele"), país cuyo régimen político (la "socialdemocracia") intentan exportar a todo el mundo occidental, y que siempre se ha presentado como modelo a imitar por parte de todas las democracias europeas, el gobierno puede, por ejemplo, retirarte la custodia de tus hijos (basta la firma del trabajador social en cuestión) o expropiarte absolutamente todos tus bienes sin necesidad de autorización judicial. Por supuesto, hay libertad de expresión: Si Olof, Lars o Ingrid quieren (y les apetece vivir entre cartones en la calle y perder de vista a sus hijos para toda la vida) pueden criticar la socialdemocracia sueca cuando les dé la gana.
El periodista inglés Roland Huntford, que pasó más de veinte años de corresponsal en Estocolmo, escribió en 1972 un terrorífico libro llamado "The New Totalitarians" sobre la socialdemocracia sueca, sistema político que calificaba como "la dictadura perfecta" ("El Mundo Feliz de Aldous Huxley existe y se llama Suecia", dice la primera frase del prólogo). El partido socialdemócrata sueco llevaba más de 40 años ininterrumpidos en el poder, por entonces (sólo superado por el Partido Comunista de la Unión Soviética en tan longevo honor). Aprovéchense y descárguenlo mientras puedan.
Así que ya saben lo que se nos viene encima: el modelo sueco (el gobierno haciendo lo que le da la gana sin necesidad de autorización judicial; o sea, la legalización de la aplicación arbitraria de las leyes). Por ahora nos pincharán internet y ya veremos luego.
Y de "república independiente de mi casa", nada de nada, que las intenciones del Gran Hermano son justo lo contrario.
PS: Dejo también a la sagacidad de los lectores de este blog la respuesta a la pregunta sobre qué votó el partido que ganó las pasadas elecciones europeas en España y que, en el Parlamento Europeo en 2008, votó lo mismo que el PSOE sólo un 97'5% de las veces. También dejo a la sagacidad de los lectores qué actitud tomará este partido cuando el gobierno del PSOE amolde la legislación española a la ley aprobada por el Parlamento Europeo bajo la iniciativa de su vicepresidente, Aleix Vidal-Quadras; no me extrañaría que tuviesen el morro de (como han hecho con el derecho al aborto) votar lo contrario que en Bruselas y acusar de totalitario al gobierno del PSOE, que simplemente hará (con todo el placer del mundo) lo que los europarlamentarios del PP (¡uy! se me ha escapado...), entre otros, le han ordenado que haga.
SOBRE HOY, 20-N.
Hace 2 días
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