viernes, 8 de enero de 2010

Cuatro gatos irrelevantes.

Con lo fácil (y bien remunerado, muchas veces) que es dejarse llevar como pez muerto por la corriente...y estos "tradis", con su obsesión cuasi fetichista por la liturgia, resistiéndose a abrirse a las exigencias de los nuevos tiempos y adaptarse al mundo de hoy...

Menos mal que son cuatro gatos, y que su postura es completamente disparatada e irrelevante, que si no...

PS: Entiendo que da un poco de nosequé ver gente echarle la bronca a un obispo dentro de una Iglesia. Y me parece buena señal que la primera reacción sea ésa (la de preguntarse si los feligreses están obrando bien). Pero a mí me cuesta mucho enfadarme con los que abuchearon a este obispo (reconozco que me enfada mucho más pensar que sea obispo). Además, si no hubiesen montado esa escenita, la hubiesen grabado en vídeo y se hubiesen limitado a mandar una respetuosísima nota de protesta a las altas instancias, todo hubiese pasado inadvertido. Una virtud tan necesaria y con tan noble nombre como la obediencia puede convertirse en una trampa si le añadimos el apellido "ciega".

PS2: Un polideportivo como el de la foto del enlace de arriba me parece de lo más adecuado, en realidad; refleja a la perfección que, desde hace 40 años, para muchos el lema principal de la liturgia católica es el mismo que el de los Juegos Olímpicos: "Lo importante es participar".

2 comentarios:

Maite C dijo...

El Vaticano debería estar informado de lo que sucede con este Obispo. Escandaliza a cualquier persona con un mínimo de sentido común.

Seguro que el Papa Benedicto XVI tomará cartas en este asunto.
La Iglesia siempre actúa despacito, con calma y serenidad.

Un abrazo Museros.

Museros dijo...

Estoy seguro, Maite, de que cosas así no le gustan a Benedicto XVI. También se entiende perfectamente que, en una Iglesia con mil millones (o más) de fieles por los que velar, es literalmente imposible que un solo galgo pueda salir corriendo detrás de todas las liebres que saltan todos los días. Para eso están los "galgos intermedios".

El desmadre generalizado no se le puede achacar a la persona con más autoridad (que bastante tiene con señalar el rumbo adecuado que se debe seguir y tomar cartas directamente en asuntos de extrema gravedad), sino a los que se han ido colocando en los puestos intermedios y en los llamados "órganos colegiados" (ejemplo, las conferencias episcopales) que, al final (y creo que era lo que se pretendía) son utilizados por los que tienen ciertas conductas para protegerse entre sí.

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